La piel de Venus

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

¿QUIEN SOY?

Gran texto y grandes actores. La pieza retrata la inquietante relación entre un director teatral y una muchacha que quiere ser actriz. Ella es vulgar sin experiencia, insolente. El director le toma una prueba. Y allí aparece otra, esa segunda persona que le da identidad al cine de Polanski. Como otras veces, en el juego de espejos invertidos su cine encuentra el mejor camino. Sus personajes orillan la degradación, desafían los límites y aquí juegan con la realidad y la ficción para hablar de la vida, del poder y del amor. El texto se enriquece por la mirada turbia de quiénes lo dicen. Ella, con sus comentarios y sus puntos de vista, descubre cosas que al autor ignoraba. Y en ese ida y vuelta entre la representación y la revelación se van abriendo como cajas chinas subtramas que ayudan a perfilar el carácter de los dos personajes de la obra y de las personas que los interpretan. La pieza teatral se inspira en una novela escrita del austriaco Leopold von Sacher-Masoch, el “fabricante” del masoquismo. Sumisión y dominio, entrega y control se alternan en un vínculo que nos dice que el amor no libera, sino esclaviza. Magnifico film, con un estupenda pareja actoral (Mathieu Amalric y Emmanuelle Seigner) que nos habla de sumisión y dominio. Dice que al final la supuesta víctima es quien manda. Intenso y profundo, reflexiona sobre el deseo de poseer y el miedo a ser poseído. Y deja ver que muchas veces no se sabe lo que quiere hasta que llega ese otro que nos enseña a descubrirlo.