La Plata contada es un documental que cuenta que la historia de la creación, desarrollo y declinación de la ciudad de La Plata, la capital de la Provincia de Buenos Aires, fundada el 19 de noviembre de 1882 por el Gobernador Dardo Rocha. La película, entre otras cosas, le da particular importancia al rol fundamental de la Masonería en el diseño y concreción de tan singular espacio urbano. La historia de La Plata también parece la historia del país. Sus sueños, sus internas, su caída y su estado actual. Aunque el director intenta no hablar de política, se adivina en cada escena que la ciudad se convirtió en lo que es hoy por los mismos motivos que una parte importante de la República Argentina se quedó en el tiempo y no pudo seguir creciendo y avanzando. Algunos entrevistados, genuinamente enamorados de su ciudad, sueñan todavía con un resurgimiento y un renacer. Ojalá algún día ocurra, porque en su origen la ciudad tenía muchas cosas, aun las tiene, para ser un ejemplo a seguir y un modelo. El documental no logra abarcar toda las posibilidades que el material le ofrece, porque para hacerlo debería durar cinco veces más. También es un deseo genuino que el director consiga convertirlo en serie, porque está claro que debe tener más material. Por lo pronto la película cubre bastante bien el tema de la Masonería. Quien no sepa sobre el origen de La Plata, no debería perderse este documental.
Sebastián Díaz, director de 4 Lonkos y La muralla criolla, trae una propuesta en la que el centro son los relatos. Intenta desarticular algunos mitos que rodean la fundación de la ciudad de La Plata al tiempo que ratifica ciertos cuentos edificadores de su identidad. En ese diálogo de narraciones históricas, logra un documental valioso, aunque no necesariamente por lo que a la historia de la ciudad puede aportar, sino por convertirse en un gran ejercicio analítico que prescinde de la poética del misterio frente a la fuente histórica. Sabemos que la fundación de la ciudad de La Plata en 1882 está cargada de historias y leyendas vinculadas con la masonería de la dirigencia política argentina, con monumentos emplazados en espacios públicos que se consideran provocadores para las instituciones eclesiásticas, simbologías masónicas en diversos edificios públicos y por supuesto, la enigmática cartografía que la ciudad exhibe. Frente a estas historias, La Plata contada opera –el verbo opera es pertinente por su trabajo casi quirúrgico- poniendo sobre la mesa estos relatos que van siendo confrontados con archivos de época, o lo que queda de ellos. Además de la impronta del documento, asistimos a testimonios de estudiosos en la temática como Martín Epeloa, escritor de La escuadra y el compás entre diagonales o Fernando Aliata, autor de La ciudad regular. Pero ¿de qué se trata esta operación de La Plata contada? ¿Cómo conecta ese modus operandi del proceso analítico con los objetivos del documental? El ida y vuelta de los relatos, los que cuentan los historiadores, los que descansan en la comunidad, los que emiten los propios archivos –también por omisión-, van desarticulando algunas viejas conclusiones y dejando al descubierto cierta idea de que la fundación de la ciudad estuvo animada, antes que nada, por motivaciones políticas de fines del siglo XIX y no por ninguna conspiración masónica mundial. Por supuesto, la necesidad de desvincular el poder provincial de la capital federal, constatar la ejecución de ese proceso de federalización es relativamente chequeable a través del material que puede encontrarse en el Archivo General de la Nación, el Museo y Archivo Dardo Rocha o el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. Se sabe que la confrontación entre Roca, presidente en aquel entonces y Dardo Rocha, gobernador de la provincia, era tal vez relativamente sutil en su origen. Pero a medida que La Plata comenzó a desplegar su diseño, se hizo evidente que la propuesta de Rocha era construir una ciudad que hiciera frente a la de Buenos Aires. Esto en términos urbanísticos, pero también había cierto afán de independización económica e industrial fuerte y un deseo de superar la a la capital de la Nación, amén del deseo de Rocha de ser presidente de la Argentina. En síntesis, la primera parte del documental releva, históricamente, de dónde proviene esa sensación tan arraigada del platense que mira su ciudad como un proyecto fallido: La Plata como la ciudad que no pudo ser. Pero hay otro aspecto. Estas fuentes, estos archivos y documentos, muestran una clara vinculación con la masonería. Nadie se atrevería a poner en duda que La Plata está construida según parámetros de la simbología masónica. Una cartografía signada por diagonales en donde se percibe los límites impuestos por el compás y la escuadra. En los planos originales puede verse una G en su centro –representando la idea de geometría y geografía-, se representa una plomada y un nivel –símbolo de la igualdad dentro de las logias masónicas-, la orientación de la ciudad hacia el este –el Oriente como símbolo de la vida eterna y también el espacio que ocupa el maestro masón-, etc. Es decir, si vemos los planos o si pudiéramos ver, desde una toma cenital, los diversos emplazamientos de la ciudad, constataríamos que la manera en que se distribuyen los parques y espacios verdes, responden a la geometría espacial de los lugares y posiciones que ocupan las diversas jerarquías en una logia. Pero esta constatación no dice que la fundación de la ciudad fuera en sí la creación de un proyecto masónico mundial. En principio, solo dice que hay elementos de las logias que han sido utilizados. Lo cual es esperable si había tantos masones ocupando lugares de poder. De esta manera, Sebastián Díaz corre un poco la maleza poética y mística de la masonería. No para descartarla en lo absoluto sino para desenmascarar otro aspecto más relevante vinculado con la fundación de la ciudad, su crecimiento, decrecimiento y eventual abandono. La pérdida de los objetivos del proyecto inicial, no son en sí relevantes. Seguramente, ya no serían aplicables a una ciudad contemporánea en la que la densidad urbana y el crecimiento demográfico han resultado desmedidos. Lo que sí nos dice la pérdida de esos objetivos fundacionales es que ya no hay un proyecto urbano cuyo paradigma sea el bien común. La Plata, como tantas otras ciudades, se expande. Para arriba con sus torres desiguales, hacia los costados, en un proceso improvisado y motivado por el emprendimiento inmobiliario. En síntesis, el bien común estaría en desuso, olvidado y lo que prima, como es habitual, es el poder del capital individual. La Plata contada, contando cuentos de una mística ciudad, nos cuenta en realidad sobre el arrasamiento patrimonial y su difícil supervivencia en un contexto hostil a los proyectos colectivos. LA PLATA CONTADA La Plata contada, 2020. Dirección: Sebastián Diáz. Con la participación de: Ruben Pesci, Fernando Aliata, Nicolás Colombo, Martín Epeloa, Cristina Espinosa, Susana Scorians, Gabriel Dariagran. Música: Daniel Bugallo. Sonido directo: Matías Olmedo. Cámara: Mauro Braga, Julián Olmedo, Manuel Muschong. Duración: 72 minutos.
Una ciudad invisible, el sueño que no fue… Luego de «4 Lonkos» y «La muralla criolla», llega el tercer film del director Sebastián Díaz. Una propuesta que logra desentrañar los orígenes de la ciudad de La Plata. «La plata contada» es un documental que aborda la historia de la creación, desarrollo y declinación de la ciudad de La Plata, la Nueva Capital de la Provincia de Buenos Aires, fundada el 19 de noviembre de 1882 por el Gobernador Dardo Rocha, poniendo de relieve el rol fundamental de la Masonería en el diseño y concreción de tan singular espacio urbano. A través de testimonios de especialistas como un arquitecto, un historiador, entre otros, que mediante anécdotas, crónicas y documentos narra la historia política, urbanística y masónica de la ciudad de La Plata, en conjunto de una panorámica que le dan más énfasis al film, la utilización del travelling, el zoom in y zoom out hacen honor a la protagonista. La capital bonaerense ideada por Dardo Rocha, fruto directo de la federalización de Buenos Aires. Luego de la famosa revolución del 80’, Dardo Rocha tuvo un arreglo con Roca: Rocha aceleraba el proceso de entrega en el Senado de la Provincia y Roca lo ayudaba a ser gobernador. Cuando Rocha se hizo cargo del gobierno en 1881, lo primero que hizo fue mostrar un proyecto sobre la creación de una nueva capital y decidir que se construyera en las lomas de la Ensenada. El lugar fue elegido por las cercanías al único puerto natural que existía, pensando que haciendo un puerto importante La Plata iba a superar rápidamente a Buenos Aires. Pero La Plata es ese sueño incumplido, el sueño de una Buenos Aires regular, y que debido a su localización hizo que no prosperara de la manera que se buscaba, una ciudad comida por Buenos Aires debido a la cercanía. Rocha tenía como objetivo crear una gran ciudad, una gran megalópolis. Fue construida a una velocidad extraordinaria, su creación como desarrollo fue una obra monumental. Sin duda un hito de la arquitectura y del urbanismo argentino, sobre todo masónico porque la ciudad fue diseñada, construida y llevada adelante por un grupo de masones, aquellas personas que pertenecían a un movimiento ideológico que tomaban el compromiso de mejorarse a sí mismos a través de la creación y respeto de un vínculo de fraternidad. Estos integraban diferentes logias de la masonería argentina todas con sedes en Buenos Aires, dejando en el plano de La Plata las huellas de lo que serían los símbolos por excelencia de la masonería, sus ideas y aportes, además de otras simbologías presentes en el diseño, incluso en algunos edificios emblemáticos. Por esta razón es imposible separar la historia de La Plata de la masonería. El documental parte de los interrogantes: ¿Una logia creó la ciudad? ¿Por qué los edificios públicos eran más grandes que en el resto de Buenos Aires? ¿Quién la diseñó? ¿Existió la intención de colocar a esta ciudad como la próxima capital del país? Una cinta que invita a conocer el papel fundamental de la Masonería en el bosquejo, el simbolismo que hay dentro de él y la confección del espacio urbano. La búsqueda constante de superar a Buenos Aires, La Plata como un hito de la arquitectura y el urbanismo argentino. Y que contiene en su propio diseño las claves ocultas de su origen. En palabras del director: «Los misterios que rodean a la capital provincial son tan atractivos como equívocos. La Plata se ha forjado una leyenda que es preciso desentrañar». En síntesis, «La plata contada» es un film que aborda de forma muy interesante y entretenida los orígenes de la ciudad de las diagonales, aclara algunos mitos que rodean la fundación de la ciudad, para lo que lo estaba destinada y un futuro que no tuvo, pero merece ser patrimonio mundial por lo adelantada a su época, aunque es demasiado moderno para ser comprendida y a pesar de todo continúa siendo la ciudad cultural más clara de Argentina.
En el año 2011, el realizador Sebastián Diaz comienza a registrar con su cámara el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Su gran motivación se concibe como un ejercicio de arqueología humana que pretende reservar. Un interés histórico y visual que desemboca en la creación del documental «El Cuadrado Roto». Cuantioso material entonces registrado forma parte de este preciso ejercicio documental, acometido con un concepto estético visual de absoluto elogio. «La Plata Contada» aborda la historia política, urbanística y masónica de la ciudad de La Plata. Su enfoque documental persigue responder interrogantes esenciales: ¿porqué se funda? ¿cuál era su emplazamiento? ¿quiénes fueron los actores principales de su creación? La mirada retrospectiva también nos adentra en las rencillas existentes entre los círculos del poder y la disputa económica que surgiera tras el desarrollo de una obra monumental, construida en un breve lapso de tiempo. Por allí anidaba el sueño de Dardo Rocha, en construir una gran megalópolis con un puerto que eclipsara al de la mismísima ciudad de Buenos Aires. La emergente ciudad deslumbró con su arquitectura magnificente, un hito del urbanismo nacional. La historia acerca de su nacimiento no podría contarse dejando de lado las huellas masónicas, evidentes en la simbología presente en el plano original de la ciudad y en algunas construcciones emblemáticas. Aparece allí la figura de Pedro Benoit, quien tuviera a cargo el diseño espacial. Escuadra y compás entre diagonales como elementos presentes para la consumación de un tramado arquitectónico superior, inseparable del derrotero de las logias que abundaban en nuestro país. Parte del mito de la urbe que guarda relación con una crónica maldita de fundación, auge y caída. El documentalista indaga y problematiza. Su exploración recurre a material de archivo fotográfico, constituyendo un valioso testamento audiovisual. Por su parte, investigadores platenses cuentan acerca de los pormenores de la fundación; cuánto de leyenda, cuánto de verdad teje el pulso de la historia, desde aquel 1882 al presente. Desestima el autor la mirada conflictiva, polémica e incomprobable de algunas publicaciones literarias amparadas en el mito, prefiriendo probar con documentación una fundación que pareciera guardar el enésimo misterio bajo su auténtica forma. Una hipótesis que no acaba por comprobarse en su totalidad: claves de un origen oculto y fenómeno atractivo de dilucidar. En otro orden, el director de «La muralla criolla» (2017) y «4 Lonkos» (2019) denuncia la degradación urbana en la vida moderna y la desidia que atañe al propio platense, descuidando su propio espacio. ¿Qué imagen nos devuelve el presente de la ciudad? ¿Cuál es su verdadera identidad? ¿Qué pervive de aquel precursor modelo hoy? Bajo tal óptica, pretende recuperar el espíritu precursor de aquellos fundadores que basaron su concepto en las ideas del sanitarismo. «La Plata Contada» ratifica su valía como un documental de imprescindible visionado.