Lo primero que se puede decir de esta producción es que es realmente irrelevante, ya desde el titulo original “Stone” (piedra) que, más allá de las alegorías, es el nombre del personaje encarnado por Edward Norton, aunque en realidad la construcción del film esta encarada más por el lado del personaje asumido por Robert de Niro (Jack) o, al menos, parece estarlo al principio.
La historia se ubica en los años ´70. Jack esta mirando por tv un partido de béisbol, algo sagrado en el país del Norte, cuya esposa es despreciada él, sujeto misógino por actitud y definición, que ante el menor intento realizado por la pobre mujer de “revelarse”, e intentar un abandono del hogar conyugal, Jack amenaza con tirar a la pequeña hija por la ventana.
Primero de los traspiés, en este caso atribuible al guión, es que cuando se parece perfilar un drama psicológico nos presenta un salto temporal de 40 años, para encontramos con que Jack es uno de los encargados de discernir si algún preso del establecimiento donde él cumple con sus funciones de servidor público es merecedor de la libertad condicional.
El drama psicológico, sustentado en el miedo y en el abuso, presentado en los primeros minutos del relato, se esfumo gracias a esa elipsis temporal. Sólo Dios sabrá que pasó en esos años, ni los espectadores lo sabrán jamás, ni los personajes, ni tampoco el guionista.
Ahora conocemos a Stone, quien esta cumpliendo una condena de 15 años, de los cuales cumplió 8, por asesinar a sus abuelos, en pos de un beneficio económico. Su agente de libertad condicional es, por supuesto, Jack, quien duda del cambio que se produjo en el presidiario, cambio de hábitos alimenticios, religiosos, y, por supuesto, conductuales.
En ciernes tenemos una disputa entre dos fuerzas antagónicas, una lucha de poder por así decirlo, un juego de gato y de ratón. ¿Qué es verdad y que es mentira? Esto construido a través de códigos narrativos cinematográficos cercanos al thriller.
Pero esto también se diluye rápidamente con el sólo fin de presentar al tercer personaje en cuestión, la hermosa Lucetta (Milla Jovovich), novia de Stone.
Entonces la realización, además de estar aburriendo por no definirse como algo especifico sino que navega a la deriva, apostando sólo a sostenerse por grandes actores, se vuelve inexorablemente previsible. Amaga con que algo esta por suceder, presentado como barril de pólvora, pero el contenido está mojado por lo que nunca hará explosión.
Para colmo, Lucetta es el personaje peor construido, inverosímil desde casi todo punto de vista, a menos que estemos en presencia de una psicosis esquizofrénica con múltiples personalidades, pero entonces estaríamos hablando de otros errores de personaje. Lucetta quiere a su novio de regreso a la casa mientras se procura el sustento como una dulce maestra jardinera, que en las noches de luna llena, y en las otras también, se transforma en una agresiva y sexy come hombres.
Ella tratará de seducir a Jack con el único propósito de que liberen a su media naranja, un Jack que ahora es un devoto “esposo”, practicante religioso y receloso servidor de la justicia.¿?
El texto fílmico gira. Ahora estamos frente a la disyuntiva interior de Jack, si sabiendo que es una trampa se deja caer en la tentación, mire que la Jovovich es nada más y nada menos que “El Quinto Elemento”.
Luego viene la frutilla del postre: el duelo final que nunca sucede.