La ópera prima de Iván Fund, rodada en un pueblo entrerriano, constituye un tour-de-force (para actores y público): transcurre dentro de un auto con cuatro jóvenes que durante una madrugada dan rienda suelta a su costado más primitivo y vulgar. El director filma casi todo en expresivos primeros planos y describe con diálogos muchas veces banales e intrascendentes algunos códigos masculinos. El relato de Fund, inspirado en el cine de John Casavettes, puede verse como una proeza en la puesta en escena, pero el resultado -al mismo tiempo- no es más estimulante que el de presenciar a un grupo de amigos que se insultan y se burlan entre sí. Si bien este film no llegó a convencerme, al poco tiempo Fund se "redimió" con la notable Los labios, codirigida con Santiago Loza, y ya tiene un tríptico listo como para ratificar su indudable talento.