Cuatro hermanos nacidos en Murcia (de seis en total), fueron furor con sus laúdes desde su formación, hace un siglo, hasta el estallido de la Guerra Civil Española. En los años 40, el Cuarteto Aguilar se separó pero antes protagonizó la única película surrealista argentina, titulada Tararira (la bohemia de hoy), que contó con la dirección del escrito franco-rumano Benjamin Fondane. Tararira ha sido, y sigue siendo, una suerte de Santo Grial para archivistas e historiadores, tanto por su singularidad como por la imposibilidad de hallazgo. Por eso una parte del documental, por demás significativa, es el encuentro con la banda sonora de la película. ¿Quiénes son los Aguilar de hoy que protagonizan el relato? Los bisnietos de aquel célebre cuarteto. La historia de este hallazgo es significativa, pero Amparo Aguilar se hunde en las raíces familiares para encontrar respuestas a la propia genealogía además de retratar las convulsiones sociopolíticas de buena parte del siglo XX que -desde la República española hasta la Revolución cubana- encontraron a los Aguilar como protagonistas. El documental es personalísimo y, por momentos, las obsesiones intrafamiliares con sus neuróticas peleas no son tan trascendentes como la mirada a un siglo donde arte y política dieron grandes obras y enmarcaron grandes tragedias. La Tara rescata con espíritu lúdico, ameno e impronta surrealista, algo que no esconde desde su título: el encuentro de una mitad pero también los rastros de una obsesión.
Durante la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se estrenó dentro de la Competencia Nacional la docuficción de Jimena Repetto Te prometo una larga amistad (2022), donde a través de una ardua investigación y apelando a la representación se aborda la amistad entre Victoria Ocampo y Benjamín Fondane, un poeta rumano, devenido en cineasta vanguardista, cuya primera película la mecenas del arte financió. La película en cuestión se llamaba Tarira (1936) y todo indica que fue destruida antes de su estreno. La misma estaba musicalizada y protagonizada por el Cuarteto Aguilar, cuyos bisnietos encuentran a principios del nuevo milenio la banda sonora. El hallazgo los motiva a ponerse en la piel de los personajes y reconstruir la película. Así nace La tara (2022), una obra que, sin proponérselo, provoca un dialogo entre tres audiovisuales conectados entre sí. Si en Te prometo una larga amistad Repetto buscaba reconstruir una historia, pero se le hacía imposible ante la ausencia de material de archivo y tuvo la necesidad de recurrir a la ficción, en La tara el desencadenante es el mismo, aunque después ambas películas tomen aristas muy diferentes, si hay comunes denominadores en cuanto al tono y al género. Ambas son docuficciones que partiendo de lo personal abordan una historia universal apostando por la épica y la comedia. En La tara, Aguilar representa, junto a sus hermanos y primo, un pasado familiar plagado de obsesiones y reyertas, que se cruza con el arte y la política, pero también con revoluciones e hitos que los tuvieron como protagonistas. Lo hace través de un ensayo audiovisual de espíritu lúdico y surrealista, donde no falta el humor, la pasión por el cine, ni la ironía crítica. Una original road movie que deambula entre Argentina y España, entre pasado y presente, entre ficción y documental.
LA TARA, un filme de Amparo Aguilar. Crítica. Un documental ficcionado sobre la historia de una película, unos increíbles artistas y una familia. Por Nito Marsiglio. Este, al menos, es el segundo film que se hizo sobre Tararira, considerada como la primera película surrealista argentina, luego de “Tararira, la película perdida de Benjamin Fondane” realizada por Olivier Salazar Ferré. Pero este documental, más allá de hablar sobre la historia de una obra desaparecida, va mucho más allá y se centra en la historia de una familia de extraordinarios artistas y las vicisitudes de dos sociedades conflictivas y apasionadas como Argentina y España. Es un bucear por sus orígenes de un grupo de cuatro nietos, los autores, también artistas como sus antecesores. Y en esta búsqueda tratar de desentrañar la relación de estos cuatro genios que fueron El Cuarteto Aguilar. La historia misma de Tararira resulta apasionante. Los avatares por los que pasó esta película que nace como una idea de nada menos que Victoria Ocampo. Impresionada por la comicidad del El Cuarteto Aguilar, luego de presenciar un show realizado por estos magníficos músicos y comediantes con una versión muy particular de El Bolero de Ravel.
Original, reflexiva, divertida, Amparo Aguilar, buceando en sus orígenes y en una película «maldita» termina por construir un relato que, de cara al presente, invita a impulsar acciones precisas y necesarias para proteger el patrimonio audiovisual.