La historia se desarrolla en un lugar de la provincia de Buenos Aires, Laura (Martina Gusman), una profesora de piano que deja de lado su carrera musical, su marido Juan (Alan Pauls), un veterinario tranquilo, ausente y aparentemente tiene problemas laborales.
Acaba de enterarse que está embarazada, por lo que expresa no quiere tener ese hijo, hace un tiempo le realizaron un aborto, con el pasar de la historia quizás descubriremos porque su marido sí quiere tenerlo; ella se siente obsesionada con las clases de piano que da a Sol (Ailín Salas), prepara su audición con “Preludio y fuga de Bach”; es como algo que la moviliza a esto, tal vez con la esperanza de verla hacer una carrera que ella resignó o quizás la posibilidad de salir de un pueblo que la ahoga.
Este matrimonio se encuentra en crisis y paralelamente Juan, una noche tarde, ve algo que no tiene que ver, una agresión a un adolescente, César (Nicolás Goldschmidt), el agresor Nicolás (Pedro Merlo) es el hijo de Martinez, un alto funcionario del lugar, le ofrece una serie de beneficios para su familia y lo amenaza prometiéndole que todo va a ser peor, el dilema esta si se debe callar; llega al lugar el tío del chico agredido Benetti (Germán Palacios) un viejo amor de Laura, un músico de rock que dejo todo para irse a Buenos Aires, este se reencuentra con ella, y en secreto retornan a esa historia de amor.
Ambos intentan reconstruir la felicidad que quedo sin realizarse en el pasado, sin medir si esto puede traer aparejado que salga a la luz los secretos, los rencores, los resentimientos o el amor.
La historia tiene algo de policial, thriller y un triángulo amoroso, narrativamente va y viene por diferentes géneros pero no se define bien por uno, hay una escena bastante bien lograda cuando Laura escucha ruidos y sale al campo a ver, mantiene la tensión hasta el final de la misma, buena dirección de arte de Laura Caligiuri y fotografía a cargo de Fernando Lockett.
Su desarrollo se hace muy reiterativo, llena de primeros planos (abusa de estos), muy buenas actuaciones de Martina Gusmán y Germán Palacios, dos actores que transmiten emociones, a Alan Pauls le exigen ser buen actor y es un buen escritor, es un poco aburrida; floja y débil, quizás con alguna vuelta de tuerca el resultado hubiese sido otro.