Este documental, sito en Sierra Chica, nos lleva a reflexionar sobre lo que sucede de los muros de un penal hacia afuera. Puntualmente alrededor de esa familia que visita a sus seres queridos detenidos y consume el servicio que ofrecen kioscos, bares y pensiones de la zona aledaña que trabajan exclusivamente para ellos. La curiosidad inicial del documentalista Leandro Javier Colas despierta el interés en este singular circuito generado, poniendo el énfasis en la microeconomía que se genera en Sierra Chica, en los kilómetros a la redonda que se extienden alrededor del penal, con estos pequeños locales y comercios que trabajan, elogiosa, pura y exclusivamente, con la gente que va a visitar a sus familiares.
Este acercamiento nos muestra a un grupo de mujeres, familiares de los allí detenidos, que va tejiendo sus lazos solidarios para atravesar un difícil momento, legándonos la herencia transformadora de una realidad que pocas veces fuera registrada. Reconstruir este espacio familiar dentro de un lugar hostil resulta la intención fundamental del documental “La Visita”, allí trasciende la historia de esas familias. El trabajo de investigación de Jorge Leandro Colas nos inserta en un penal inmenso, superpoblado; abundando sobre una temática que tiene que ver con lo carcelario, un tema que en consonancia han abordado ficciones, pero -en este caso- bajo una óptica sumamente peculiar.
Observamos gente que va a visitar a sus familiares detenidos y está atravesando un momento crítico en su vida, empatizamos con ellos. Mujeres que cargan con estigmas como la discriminación: existe una mirada del pueblo, en rigor, puntual sobre ellas y que no escapa al prejuicio social. “La Visita” nos hace partícipes de historias íntimas que cuentan la esencia del sufrimiento que atraviesan estas mujeres yendo a visitar a sus familiares detenidos, también el fenómeno peculiar que se genera alrededor del penal: una especie de microeconomía funcional a estas visitas. Una pequeña gran historia digna de ser contada.