Una extraña banda de rock
La guatemalteca Las marimbas del infierno (2010) es una extraña propuesta sobre unos personajes que deciden formar una banda que mezcle el sonido rústico del Heavy metal con el acústico de la marimba (instrumento tradiconal de Guatemala, similar al xilofón). Pero también es un relato que combina humor con desesperación en un contexto marginal.
Hay varios tríos extravagantes que forman bandas de rock, desde los chilenos Los tres, pasando por los argentinos Soda estéreo hasta los internacionales U2. Ninguna banda alcanza el deliro al punto de fusionar estilos tan disímiles entre sí como Las marimbas del infierno. Pero la desesperación todo lo puede, parece decirnos su director Julio Hernández Cordón.
Al comenzar el film, lo primero que vemos es a Don Alfonso confesar sus desgracias a cámara. Una serte de documental crudo sobre la miseria en Guatemala. El tipo está ahorcado económicamente e incluso su vida corre peligro. Aunque este prólogo nada tenga que ver con lo que veremos a continuación – o sí- porque la película va tomando forma de tragicomedia negra por el rumbo que toman sus personajes.
Don Alfonso conoce a Blacko a través de su ahijado Chiquilín. Don Alfonso para salir de su miseria no tiene mejor idea que fusionar estilos con Blacko, un rockero proveniente del satanismo que, paso intermedio por el evangelismo, se convirtió en judío ortodoxo. Su estilo rockero satánico se unirá al tradicionalista marimbista de Don Alfonso y, para colmo de males, tienen como manager al drogadicto y ex presidiario Chiquilín.
Con este cuadro de situación Las marimbas del infierno propone un retrato absurdamente cómico y trágicamente divertido de la marginalidad cuya desesperación es sorteada por las más locas ideas. Una propuesta original, interesante y extravagantemente atractiva.