El riff de la resistencia
¿Qué sabe usted de Guatemala? ¿Tienen cine en "el lugar de muchos árboles"? Es posible que si uno cultiva la curiosidad por el continente latinoamericano, su historia y su política, el pasado y el presente de Guatemala no resulten lejanos. De ser así, tal ve sepa que desde los comienzos del cine Guatemala fue un país fértil para el séptimo arte, aunque su devenir histórico en el siglo XX interrumpió ese perfil y esa esperanza.
Las marimbas del infierno arranca como si fuera un documental. Alfonso Tunche habla a cámara y cuenta sobre su (mala) suerte. Lo chantajean, lo persiguen, y él, solamente, pretende quedarse con su marimba, instrumento esencial en la cultura guatemalteca. Unos títulos suministran mayor información. En el 2007, este músico iba a formar parte del primer filme de Hernández Cordón, pero el temor del protagonista "obligó" a dejar afuera su parte. De ese inicio es difícil intuir que Las marimbas del infierno es una comedia; lo que será evidente siempre es que la vida en Guatemala no es sencilla.
Dedicada a todos aquellos que se involucran en proyectos imposibles, la película de Hernández Cordón desarrolla una historia tan verosímil como delirante. El músico encontrará asilo en la casa de un ahijado, Chiquilín, que le presentará a Blako, médico, religioso y metalero, con el que habrán de conformar una banda de heavy metal cuyo nombre es homónimo al de la película.
La distorsión de una guitarra se combinará con los golpes suaves de la marimba, aunque este emblemático personaje, alguna vez entusiasta de Satán, es ahora, paradójicamente, una suerte de rabino heterodoxo que recita en un hebreo fonético ante su comunidad de creyentes. Insólita fusión: un símil de Pappo entona pasajes del Antiguo Testamento; no siempre los que visten de negro pertenecen a las huestes satánicas.
Poco importa si el grupo musical conocerá el éxito. Bastarán un par de ensayos y algunas situaciones para que Hernández Cordón desarrolle un retrato discreto pero férreo de una sociedad específica y un discurso preciso sobre el lugar del arte en esta sociedad.
Como sucedía en Gasolina, la premiada ópera prima del director, un filme formalmente ampuloso y menos simpático que éste, la violencia social es el tema excluyente de Hernández Cordón (Polvo, su próximo filme, se ocupará directamente de los efectos sociales de la guerra civil, que empezó en 1960 y terminó en 1996).
En esta oportunidad, el malestar es evidente, pero la violencia explícita permanece en fuera de campo y el humor neutraliza las calamidades y sintoniza con un espíritu noble de resistencia. En una pared se lee: "Cuando el mundo está en venta revelarse es natural". Reír y hacer música son pequeños actos de rebeldía. Escribir esa palabra con b larga o con v corta, en este contexto, no modifica el significado político de no ceder al conformismo.