Un drama argento que sólo seduce desde la forma
La genética de un realizador cuidadoso de los detalles es el elemento distintivo de la nueva apuesta de Pablo Torre. Innegable y presente, la escuela devenida de su padre Leopoldo Torre Nilson se palpa en cada segundo de su largometraje.
Hay paisajes opresivos, locaciones cuidadosamente seleccionadas, fotografía impecable (a cargo de Mariano Monti en su segunda colaboración con el director luego de La mirada de Clara) y una esmerada elección del vestuario a cargo de Ana Rivoira en un prometedor debut en el largometraje.
Sin embargo, el film no termina de cerrar desde su guión y el desafortunado maquillaje utilizado para avejentar a su protagonista Ana Celentano en la escena inicial, postrada en una cama y recibiendo la visita de su hija y nieta.
La historia con continuas idas y vueltas nos propone armar las díscolas piezas de un rompecabezas familiar que van de mediados de los años 50 (cuando Perón impone a las salas cinematográficas la obligatoriedad de incluir un numero vivo como antesalas a las proyecciones de películas) a la actualidad (aunque mucho no cierren las fechas).
Juan (Jean Pierre Noher) es un ventrílocuo oscuro e introvertido que pasa sus días en absoluta soledad, sólo acompañado por su muñeca; las deudas lo acorralan y busca trabajo como número vivo en un cine de barrio. Allí trabaja Ema, encargada del guardarropas, una mujer con problemas auditivos que siente una enigmática atracción por el poco sociable artista. Impulsiva, casi al riesgo de la invasión emocional, la mujer da los primeros pasos para lograr un encuentro con el taciturno artista. Entre ellos nace una relación tormentosa, que se ve interrumpida por el descubrimiento de Ema de las alucinaciones que Juan sufre diariamente.
Mientras tanto en nuestros días y a través de un montaje paralelo asistimos a la actualidad donde la hija de Ema trata de reconstruir su pasado y buscar a su padre Juan a través de testimonios que sobrevivieron los años. Un viejo programa de cine servirá como puntapié inicial para comenzar la búsqueda...
Así, pasado y presente se entrelazan en un film que parece querer encontrar un rumbo pero nunca termina de definirlo: terror psicológico y alienación mental conforman un mix que no llega a atrapar al espectador. Actuaciones poco convincentes y, en el caso del protagónico incluso sobreactuadas, terminan por perjudicar a este fallido film que no obstante sus limitaciones posee una factura técnica digna de ser mencionada.