Le confessioni

Crítica de Alejo Paredes - La cuarta pared

Esta película se convertiría en un súper éxito si, en vez de llamarse como se llama, se llamara "Asesinato en el G8". O sea, un título inmediatamente que te haga pensar en un thriller sobre política moderna, que probablemente golpea fuerte con un mensaje provocativo y, en estos tiempos de descontrol internacional, necesario. Sin embargo, el nuevo filme de Roberto Andó se llama Le Confessioni ("Las Confesiones", en italiano), y esa es nuestra primera pista para vislumbrar que no va a ser lo que esperamos...

Le Confessioni tiene lugar precisamente en una cumbre internacional, donde enviados de los países más poderosos del mundo se han reunido para decidirse definitivamente por una medida económica para contrarrestar la crisis económica. No es ningún secreto que esta medida protegerá más a los bancos que a las personas comunes que realmente sufren la depresión, y algunos de los enviados no están aún convencidos de proceder con el plan.

El encuentro tiene lugar en un hotel en la costa alemana, donde los enviados del G8 se reúnen con el director del Fondo Monetario Internacional, Daniel Roché (interpretado por Daniel Auteuil, quien tengo entendido, es una especie de "Darín francés"). Además de los embajadores, también llega a la reunión Roberto Salus, un monje italiano (interpretado por Toni Servillo), quien ha sido invitado por el mismo Roché para que reciba su confesión.

A la mañana siguiente de confesarse, Roché aparece muerto, aparentemente un suicidio. Todo el mundo sospecha de Salus, por ser la última persona en ver a Roché con vida. Sin embargo, Salus se rehúsa a revelar qué fue lo que Roché le dijo, por secreto de confesión. Así comienza este misterio, en el que los embajadores tratan de discernir qué tanto sabe el monje sobre el plan económico del G8.

Con una premisa como ésta, no sería difícil construir un thriller atrapante, pero resulta que el director no está interesado en ese aspecto de la historia. Muchas escenas de la película consisten de monólogos en los que Salus, los embajadores y el mismo Roché (a través de flashbacks a su confesión) hablan sobre la ironía de llegar a posiciones de poder a través del voto popular, solamente para cagar a la gente que te votó con tantas esperanzas de un mundo mejor.

Salus, y en menor medida Andó, insisten en que la solución a todo es el amor. Este mensaje tantas veces repetido es loable, y al mismo tiempo demasiado simplista. Le Confessioni es una diatriba con buenas intenciones pero no es lo suficientemente precisa como para lograr un verdadero impacto. Si se hubiera llamado Asesinato en el G8 y hubiera ido por ese lado implacable, realmente sería algo para ver. Creo que todos estamos de acuerdo en que esta gente no merece misericordia.

VEREDICTO: 6.0 - NO MUCHA INTRIGA INTERNACIONAL

Le Confessioni es más un filme sobre políticos que sobre política, más sobre economistas que sobre la economía, y más entretenida que una misa. Pero una misa no es lo que el mundo necesita ahora. Recomendada para aquellos que no sepan nada sobre política (les puede servir de base)