En un hotel de lujo, los responsables de las ocho mayores potencias se reúnen en secreto para trazar un plan terrorífico y salvar sus economías. Hay tres invitados más, uno de ellos un monje, a quien uno de los conspiradores, a punto de morir, hace una confesión. Lo que sigue es la duda de los poderosos, la alegórica -pero en parte entretenida- serie de presiones y la idea de que el sentido común y la bondad dicen más que el dinero. Sí, trivialidad, pero como cuento no está mal.