Me gusta el cine de Roberto Andó. El año pasado ví "Viva la libertad" y me pareció una sutil mirada sobre el mundo de la política. Ejecutivo, sagaz. Este cineasta se preocupa por las implicacias morales y prácticas de los vaivenes que se dan en las altas esferas. En esta oportunidad, profundiza la línea agregando un componente interesante: trae un hombre de fe, a la mesa de los ricos y poderosos. El resultado? Un típico producto de Andó: original, algo transgresor, medido y enigmático.
La historia transcurre en el marco de una reunión del G8 en un lujosísimo hotel en la costa alemana. Hombres trajeados, clima de tensión. Al parecer, el FMI va a tomar una decisión importante (negativa, como la mayoría de las que se manda) en términos ecónomicos y las sonrisas no abundan. En ese clima extraño, el presidente del organismo ha invitado a tres personalidades, ¿excéntricas? para que estén cerca de él, una músico de rock, una autora de bestsellers para jóvenes y un monje. Extraño ¿no?
Daniel Roché (jugado por Auteuil, del mismo nombre), es el líder que en crisis, decide la noche previa a la movida, debe confesarse. Y lo hace con el religioso Roberto (Toni Servillo) bajo un manto de misterio que se profundizará cuando el político aparezca muerto...
De ahi en más, se generará un escenario complejo, donde Andó tratará de mostrar la fortaleza del hombre de fe y la terrible presión política que se encierra en esa muerte y en las acciones posteriores de los poderosos. Hay muchos cabos sueltos y una atmósfera de intriga que se muestra densa y prolija.
Sin embargo, la trama, que amaga con convertirse en un thriller hecho y derecho, gira sobre la figura de Servillo, quien compone una máscara fría y distante. Hay aciertos parciales (los secundarios y su participación suponen un componente errático) y de los otros. El problema principal, a diferencia de otros trabajos de Andó, es que la acción se ralentiza en términos de emoción y hay demasiada reflexión silenciosa. Si bien se entiende que bucea sobre los intereses del personaje principal, puede leerse ese enfoque como falta de decisión sobre el abordaje.
Es decir, si el material es muy bueno para proponernos un thriller político, ¿por qué posicionar y fortalecer el enfoque de Roberto? Respuesta: el director elige que el relato fluya en dirección al conflicto que a él le interesa. Lo cual puede no ser enteramente entretenido para el espectador.
En líneas generales, es un buen trabajo de Andó. Impecable desde las actuaciones. Si creo que la historia arranca fantástica y se va quedando a medida que la trama avanza. Cierra con cierta sorpresa pero quizás, el resultado no sea todo lo redondo que le esperábamos a este gran director.