Preestrenada en el festival de Toronto del año pasado y en el Festival de Cine de Mar del Plata, la historia de Lina (la estupenda Magaly Solier), una mujer peruana que lleva tiempo trabajando como empleada doméstica de una familia en Chile cuando entra en crisis personal. Como tantas migrantes trabajadoras, Lina envía regularmente dinero a su familia. Pero cuando se prepara para su viaje anual, para pasar Navidad en su país y ver a su hijo adolescente, entiende que el chico ha crecido y la necesita menos.
Así se abre una nueva etapa, con más tiempo para enfrentarse a sus propios asuntos, sus deseos, sus pendientes, sus propias necesidades. Al punto que esta película de María Paz González, inspirada y fotografiada con excelencia, se encuentra lejos del grave enfoque social que cabría esperarse. Y ubica a su protagonista viviendo en una casa lujosa, la de su patrón, manteniendo intensos encuentros sexuales y haciendo "realidad" elaborados sueños musicales. Mientras el hijo, a la distancia, parece más pendiente de su celular que de su madre abnegada, ella brillará, con su sensualidad y su belleza, entre coreografías y vestuarios fastuosos.