Un interesantísimo trabajo documental que nos permite conocer a uno de los artistas argentinos más talentosos, Fernando García Curten, en sus esculturas, pinturas y dibujos, pero también uno de los más desconocidos. Hasta su casa en San Pedro, también su museo ahora cerrado, aunque las leyes obligan a su arreglo, llega un escritor y licenciado en artes visuales para permitirnos el descubrimiento. El resultado es deslumbrante, el conocimiento más que necesario. Este trabajo realizado por Marco Kramer nos permite no solo la morosa visión de cada uno de sus trabajos, como fueron sus exposiciones, algunas realizadas por el fogoneo de otros artísticas plásticos, interesados en sacar de su ostracismo al creador. Su estética, su mundo interior, y ese destino que solo se expresa con las creaciones más sorprendentes. Lo intangible es lo que no puede ser tocado, como el tiempo o las estrellas, pero también es lo que merece un extraordinario respeto, que no puede ni debe ser alterado o dañado. Pero si debe ser conocido, admirado y apoyado.
“Lo intangible”.Crítica. El arte de construir lo destruidoI Este documental nos conecta con el artista plástico Fernando García Curten y con su Casa Museo. Matilde Michanie, su directora, nos lleva a recorrer la vida y obra de este importante artista que ahora se esconde del mercado del arte en los rincones de su ciudad natal, en San Pedro. por Juliana Ulariaga El film comienza con un tímido relato, con imágenes de archivo, sobre como el arte fue ganando espacio en la vida del artista. Luego, poco a poco, despliega en la pantalla su indiscutido talento para expresar una mirada lúgubre del mundo que nos rodea. Influenciado por el terror de épocas de duras guerras, se atreve a explorar en su interior dónde se encuentra el límite entre el bien y el mal. Curten se pregunta ¿Qué debe hacer un artista frente a la crueldad, la tortura, la injusticia, la humillación y la tristeza que aflora en las relaciones humanas? Lo Intangible se basa en el libro “Un Reflejo en la penumbra” de Marcos Kramer, quien interactúa en el documental como guía y entrevistador de este peculiar artista que nos abre las puertas de su casa para contarnos su historia. Fernando García Curten es uno de los artistas plásticos más importantes de su generación y tal vez uno de los más olvidados. La elección de los materiales naturales y de los desechos con los cuales trabaja no es azarosa. Simboliza como la tristeza existencial, que ocupa la indiferencia y el olvido, puede encontrar su belleza a través de construir con lo destruido y transformarse en algo nuevo. Trozos de maderas provenientes de mesas, puertas, árboles, elementos en desuso con historias propias, encajan en cada una de sus obras de forma natural, y se erigen en escenas crueles casi como una denuncia silenciosa del dolor. La elección de la directora de incluir deliberadas tomas de lugares por los que alguna vez caminó Fernando García Curten es acertada. Complementan el relato y nos sumergen en las profundidades de un artista que confía en revelarnos, a su modo, aquello que impulsa su arte. Después de años de trabajo y exposiciones, decide que su obra pertenece al pueblo de San Pedro y que todo aquel que quisiera verla podría acercarse hasta allí. Renunció a la exhibición pública y a la monopolización del arte. Se mudó a su pueblo natal y fundó en 1992 su propia Casa Museo. La misma que visitamos en el documental. Pero, actualmente, se encuentra cerrada por reparaciones que por cuestiones económicas nunca pudieron realizarse. Las obras hechas con materiales naturales, están sometidas a las condiciones climáticas del lugar y corren el riesgo de ser devoradas por el tiempo. El lugar es víctima de la desidia estatal para la conservación del arte y se busca con el documental, de una forma sutil, que los pocos o muchos que tomen conocimiento del valor de la obra puedan impulsar medidas y logren la reapertura de la casa. Alejado de los beneficios del mercado del arte, se mantiene fiel a la esencia de su obra, a aquel mensaje implícito que quiere proclamar. Su verdadera motivación es liberar su mundo interno y conocerse. Adentro suyo se despliega un caos en una búsqueda constante de encontrar, ordenar, y de repararse a sí mismo. Es esta sensación de transformación lo que desea transmitir en sus obras a todos aquellos que puedan apreciarla y es lo que lo hace tan increíble. Tristeza, desolación y la desgarradora violencia sin sentido le dan vida a un artista que nos invita a desafiar nuestra visión acotada de la realidad para contemplar con impacto lo que muchos elegimos ignorar: el lado oscuro del ser humano.
Matilde Michanie es una realizadora que logra con aquellos objetos/personas/temas que trabaja en sus películas, desarmar y profundizar para interpelar con pocos elementos, pero claros, sobre aquello que decide trabajar. En esta oportunidad la obra de Fernando García Curten, intangible, inasible, para muchos (incluyéndome) se plasma en la pantalla y esa invisibilidad es superada.
La búsqueda del artista plástico Fernando García Curten comienza con un viaje hacia su San Pedro natal, donde se encuentra su casa, hoy convertida en museo, y el corazón mismo de su obra. La cámara recorre sus cuadros y esculturas de manera paciente y atenta, guiada por la vocación de descubrir a ese artista al que la fama le fue esquiva.El documental de Matilde Michanie bascula entre el placer y el academicismo. Cuando se apoya en la voz autorizada, en sus frases elocuentes, algo de ese placer de la búsqueda y el descubrimiento se transforma en un deber. En cambio, cuando la voz de García Curten, limpia y desprovista de toda vanidad, se hace dueña de su propia historia descubrimos a ese pintor fascinante que siempre debimos conocer.
Creando en la sombra Lo Intangible (2019) es un documental que nos cuenta la vida y obra de Fernando García Curten, un artista que brilla desde lo oculto. "Tengo la intención de escribir un libro sobre un artista recluido". Esas son las palabras que expresa Marcos Kramer, escritor y licenciado en artes visuales, mientras maneja su auto hacia la casa de Fernando García Curten. Este artista tiene una particularidad. Sus obras no se exhiben en museos ni en lugares públicos. Ellas están en su casa desde el momento de la gestación. Allí lo íntimo. Allí el brillo. Allí lo valioso. Hagan el ejercicio de buscar García Curten en Google y ver imágenes de sus obras. Impactantes. Su estilo es único. Su lugar de exhibición es su casa, ubicada en San Pedro, convertida de cierta manera en un museo. Hasta allí llega gente de todas partes deseosa de ver sus obras. Kramer hace un recorrido junto al artista para desarticular los secretos de su arte. Basado en el libro de Marcos Kramer, Un reflejo en la penumbra, con guión de Horacio López y Matilde Michanie, y dirigido por la misma Michanie, este documental nos acerca al hallazgo de un artista oculto. Con una primera parte a puras imágenes históricas del comienzo artístico de García Curten, la obra nos aproxima de manera ideal a que conozcamos cada detalle de sus motivos de reclusión. Alejando la superficialidad y popularidad de lado, García Curten expresa pasión desde sus primeras palabras, desde sus primeras obras. Un artista que crea en la sombra y que expone desde sus entrañas, desde su lugar más íntimo.
"Lo intangible", el artista plástico oculto La película de Matilde Michanie es un viaje a la casa-museo del dibujante y escultor considerado un maestro por Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, pero que eludió de manera consistente a los circuitos de consagración del mercado. Autora de seis realizaciones en veinte años (con un intervalo alemán que incluye unos cuantos documentales de televisión), Matilde Michanie parece volcarse preferentemente al retrato. Es el caso de Se acabó la épica, sobre Néstor Sánchez, novelista de vanguardia de los años 60 (2015), Grete Stern, la mirada oblicua (2016, codirigida junto a Pablo Zubizarreta) y ahora Lo intangible, sobre el dibujante y escultor Fernando García Curten, cuyo rechazo por el mercado y los circuitos de consagración fueron tan fuertes como los que el mercado y esos circuitos ejercieron sobre él. Considerado un maestro por colegas de la talla de Luis Felipe Noé o Eduardo Stupía, el septuagenario largo García Curten vive recluido en su casa-museo de la localidad de San Pedro, donde nació. Hasta allí llega Michanie con su equipo, para registrarlo en tiempo presente. Ese clase de registro diferencia a Lo intangible de los retratos de artistas previos, poniéndolo en línea con otras películas de la autora, como Licencia Nº 1 (2008, sobre La Tigresa Acuña) y Judíos por elección (2011, sobre la conversión de gente de otras religiones al judaísmo). Michanie cuenta con un intermediario para llegar al personaje. Se trata del escritor Marcos Kramer, licenciado en artes visuales y autor de un libro sobre Curten, Un reflejo en la penumbra. Como modo de mantener ese tiempo presente, la película hace como que Kramer va a visitar a Curten por primera vez a su casa-museo, en busca de material para su libro. Al comienzo, el relato en off del artista plástico se sobreimprime al viaje de Kramer en la ruta, y luego de que éste llega a esa especie de cueva de monstruos (y del creador de esos monstruos), el especialista y él dialogan, tanto sobre sus convicciones plásticas como sobre su trayectoria, desde el momento que partió hacia Estados Unidos, un poco huyendo de la sombra de su padre, almacenero gallego emigrado a la Argentina. Como Antonio Berni, el hoy barbado creador (parece salido de El señor de los anillos, o del Polo Norte) trabaja con materiales de desecho. A diferencia del autor de Juanito Laguna, Curten tiende a aplicar esos restos no en forma fragmentaria sino en su totalidad. Una mesa con sus cuatro patas pasa a formar parte, entera, de la obra que la contiene. Se habla de pavor, de angustia existencial para definir la obra del artista. No parece casual que una de las incorporaciones de Curten sea una fotocopia de “Los fusilamientos del 3 de mayo”, célebre cuadro de Goya: hay un gesto extremo, expresionista y tenebrista, en la mayoría de sus composiciones. Y hay también una cantidad de madera que las hace sofocantes. Teniendo en cuenta que llenan el salón más grande de la casa-museo, puede imaginarse lo difícil que se hace respirar allí. Michanie opta por el silencio absoluto y la simetría, al mostrar esos retorcimientos por primera y última vez. Es un gesto cinematográficamente tan sofisticado como pertinente, en tanto incita al espectador a la mirada atenta.
Un joven escritor y licenciado en artes visuales, emprende un viaje hacia la provincia de Buenos Aires en busca de un artista, pintor, escultor y dibujante, cuyo nombre despierta admiración entre colegas de renombre y fama internacional. Tiene la intención de escribir un libro sobre él. El artista, Fernando García Curten, vive junto a Susana Tosso, bailarina y poeta. Pasa el tiempo recluido, encapsulado en sus reflexiones acerca del valor del arte y la utilidad de éste. La película es una genuina exploración de la obra de un artista y algunos de los elementos más singulares de su obra, así como también un angustiante reclamo acerca de las malas condiciones en las que se encuentra el museo que contiene su obra. Más allá del interés sobre García Curten, la película se queda en un tono monocorde, sin progresión ni crecimiento dramático. Reflexiones sueltas que terminan con un pedido de subsidio para que el museo de este gran artista no se termine de deteriorar. Una puerta de entrada para una obra influyente, pero una película que no produce el mismo resultado.
Hay artistas que no les gusta, o no saben, ser populares o famosos. Permanecen al margen, en un segundo plano de otros valorados colegas y lo que hacen en su taller reciben muy buenas críticas. Los elogios abundan, pero las ventas escasean. La dificultad de poder acceder a ellos los convierten en leyendas, y su obra, de culto. Es por ese motivo, que Marcos Kramer escribió un libro, en el que se basa éste documental. Luego, se puso bajo la dirección de Matilde Michanie para oficiar de una suerte de conductor del film, como si fuese un investigador privado que descubre el secreto mejor guardado, la casa-museo de Fernando García Curten, enclavada en el corazón de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Hasta allí viajó el escritor en varias ocasiones para relacionarse en persona con el artista y dar a conocer sus creaciones de pinturas, dibujos en cuadernos, y esculturas hechas con ramas, telas, sogas de cáñamo, metales, etc. Durante el primer tramo de la narración, Marcos Kramer relata, con la voz en off, la biografía del artista alternada con viejos videos a color de San Pedro, fotos de cuando era joven García Curten y vivía en el exterior. Luego, como recurso artístico, recién en el momento del punto de giro de la historia, aparece la imagen del homenajeado en su lugar de trabajo, dibujando y explicando un poco lo que hace y cómo lo hace. Su aspecto es el de un típico artista de antaño. Parece una copia de otros grandes, pero se destaca por su originalidad y capacidad para darle vida a su creatividad. Los diálogos surgen en el segmento final. Hay muchos silencios. No se precisa explicación para observar sus trabajos. La cámara se toma su tiempo para recorrerlos con imágenes impecables y que el espectador aprecie mucho mejor lo que hizo. Para quienes no lo conocían, tienen la oportunidad de saber quién es, para los entendidos es una buena manera de refrescar la memoria y no olvidarlo.
El documental Lo intangible acompaña a Marcos Kramer en su viaje a San Pedro, donde intentará descubrir todo lo que pueda sobre Fernando García Curten, un artista plástico que se ha dedicado mayormente a la pintura y el dibujo, pero que encontró su más potente y perturbadora expresión en la escultura a base de desechos y partes recicladas de muebles. García Curten, quien vive en aparente reclusión en San Pedro, abre las puertas de su casa museo para que Marcos pueda palpar su obra mientras charla íntimamente con él. La obra de García Curten es la definición del arte expresionista. Sus dibujos y esculturas son perturbadores e hipnóticos, y no alcanza la mirada para recorrerlos. Para aquellos que alguna vez pudimos ver sus obras personalmente, inabarcables es la palabra que mejor las definiría. El documental arranca recorriendo minuciosamente las esculturas, presentando a esos personajes monstruosos creados en base a descartes para, inmediatamente después, abandonarlos e ir al encuentro de Marcos, escritor y licenciado en artes visuales que va en búsqueda de este artista sobre el cual quiere escribir un libro. García Curten, presentado como un ermitaño minutos antes, arranca entonces un relato de sus comienzos como artista plástico y, contra todo pronóstico, se abre de lleno a contar una historia que lo marcó como persona y moldeó como artista. Queda claro de su relato que aquello que lo vuelve único no estuvo ahí sin embargo, la semilla de su arte estuvo siempre dentro de su ser y sólo necesitaba despojarse del preconcepto de lo que el arte significa y abrirse paso. Sus dibujos y pinturas, que van desde la pintura elaborada a bocetos en lápiz sobre papel, son conmovedores, impresionan al espectador y no se vuelven nunca repetitivos. Pero son sus esculturas, sin duda, las que se llevan toda la atención. Hechas a partir de basura que encuentra en la calle, trozos de madera, partes de muebles rotos, sus esculturas adquieren formas igualmente pesadillescas y fascinantes, que son imposibles de abarcar por el ojo humano (ya lo son en persona, mucho más en un film), pero que se vuelven interesantes de recorrer a través de la mirada fascinada de Marcos y el amor que por ellas siente su autor.
El artista oculto ¿Qué es y qué no es arte? Acaso una de las preguntas más viejas del mundo. En principio, y según mi humilde opinión, toda demostración construida a partir de profundas emociones y que más allá de su forma estética revele las mismas, encuentra su espacio en esa definición. Esto es lo que puede verse en Lo intangible, la película documental de Matilde Michanie sobre un artista que tuvo un primer contacto con las mieles del éxito en un viaje curioso a estados Unidos y al regreso comienza su trabajo de pintura y posteriormente, de escultura con la utilización de elementos rudimentarios tomados de diversos lugares e, inclusive, de la basura. Los más terribles miedos y las representaciones alegóricas de la fe, los monstruos que al fin y al cabo somos nosotros mismos en una representación variable y deforme, todos ellos visualizados y llevados a la forma física por este artista que se negó de manera firme a dejarse llevar por las profundas oscuridades que puede llegar a tener el circuito de establecimiento del mercado de artistas, y cuyo (des)trato fue mutuo. Recluido en su casa museo, en su San Pedro natal, García Curten acompaña sus días como uno más, rodeado de su obra, una obra que no es posible trasladar dadas las condiciones de emplazamiento y exhibición, y sumado a ello muy complicada de cuidar, sometida como se muestra en el transcurso de la película, a los avatares del clima y su erosión. Hasta allí llega Marcos kramer, quien oficia como la voz que la directora necesita para guiar el relato. La forma, la visión entre apocalíptica y tenebrosa de sus creaciones recuerdan miedos profundos que aquejan al ser humano desde el principio de los tiempos, en las más tenebrosas pesadillas sobre el futuro y lo desconocido, sobre la naturaleza y las amenazas imposibles de vislumbrar en su totalidad. En suma, el recorrido intimista tanto como sencillo, en el espacio en que Fernando García Curten vive y se entrelaza, tal vez sin saberlo, con sus creaciones, es una muestra de otras formas de arte, menos “vendibles”, menos fácilmente digeribles para un público que necesita de la complacencia y de construcciones artísticas cuyo entendimiento no requiera mucha expansión analítica.