El refugio
Hilary Swank brilla en esta desgarradora película donde toda una familia debe reencontrarse para combatir con amor a la enfermedad.
A veces el uso de problemas psicológicos en las historias termina decayendo en un cliché. Sin centralizarse en esa enfermedad ni en cómo termina afectando a toda la familia, estos dilemas resultan maquillaje absurdo para condimentar sin gusto. Este no es para nada el caso de Lo que fuimos (What They Had, 2018). Acá estamos en presencia de una película poderosa, contundente, que de a poco va desnudando sus intenciones y te envuelve para que contengas las lágrimas.
En esta ópera prima de Elizabeth Chomko, la cual habrá que seguir bien de cerca sus próximos pasos, todo se desencadena con un escape. Ruth, interpretado con calidez por Blythe Danner, la madre con cierto desequilibrio mental, sale corriendo bajo una tormenta de nieve y su marido, un conmovedor Robert Forster, descubre su ausencia y va por ella. A partir de ese momento, cada miembro de la familia, la cual denota distancia, regresa a compartir momentos y decisiones con el fin de cuidar de la mejor manera a la damnificada. Volver a acercar los mejores recuerdos y recurrir al amor como ese puente que lo une todo son los vehículos para encontrar el rumbo. Todo se desencadenó con un escape, un escape a lo que fuimos.
La actriz de Million Dollar Baby (2004) brinda su mejor actuación en los últimos años. Hilary Swank se luce minuto a minuto y logra verdad. Su personaje se encuentra desbordado: la enfermedad de su madre avanzó, su matrimonio no funciona y su hija no la soporta. Volver a su hogar, a su infancia, la reconcilia con sus pasiones. Volver a ver a su hermano, el siempre correcto Michael Shannon, la reconcilia con su sonrisa.
Sonrisas y lágrimas. Amores y dolores. Refugios y miedos. La vida está repleta de esos pasos agridulces. Lo que fuimos despliega belleza al cuidar a cada personaje y no atemorizarse por su núcleo narrativo. La obra va a fondo con la historia de una familia que debe reencontrarse con el amor. Y, si algo resalta escena tras escena, es ese amor con el cual cada detalle está tratado. Eso, por más enfermedad que exista, puede contra todo.