Elizabeth Chomko reúne a un elenco estelar para brindarnos un poderoso drama familiar cargado de sensibilidad y emoción sin caer en los golpes bajos que pueden traer este tipo de historias.
La trama de esta ópera prima gira en torno a una familia quebrada por el paso del tiempo y las distancias. Bridget (Hilary Swank) cruza Estados Unidos de costa a costa para regresar a la casa familiar, a pedido de su hermano Nick (Michael Shannon), quien desesperado por la situación en la que se encuentran sus padres decide pedir su ayuda. La madre de ambos, Ruth (Blythe Danner), padece Alzheimer y durante la noche de Navidad se escapa de la casa como síntoma de un empeoramiento de la enfermedad. Igualmente, Burt, el esposo (Robert Forster), no quiere saber nada con la sugerencia de Nick de mudar a la mujer a un hogar donde sea asistida con los cuidados necesarios que requiere. Burt siente un apego demasiado enérgico para con su pareja y no ve los peligros que rodean al hecho de tener a su mujer en su propio hogar. Por otro lado, Nick le recrimina a su hermana la ausencia durante varios años y ahora quiere que lo ayude a convencer a la familia de tomar la decisión correcta. Mientras tanto, Bridget atraviesa por su propia crisis familiar con Emma (Taissa Farmiga), su hija que está a punto de dejar la universidad sin haberlo consultado con ella. Por otro lado, la mujer tampoco se encuentra feliz con su matrimonio y volver a su casa tras varios años harán que se replantee varias cuestiones.
Con un guion simple pero funcional y un acercamiento sincero y realista sobre el mal de Alzheimer, la película transita por un camino sinuoso por el que sale airosa al motivar una perspectiva de drama con ligeros momentos cómicos que buscan descomprimir cada tanto para darle un alivio al espectador. Igualmente, la pieza clave de este film está en el casting, básicamente en todo su elenco, que se amalgama homogéneamente con el planteamiento convirtiéndose en parte fundamental para que la historia funcione. Swank y Shannon deslumbran con su duelo actoral completamente matizado con momentos catárticos y de introspección, al igual que Forster que defiende la posición de su personaje con pericia. Taissa Farmiga también se afirma como joven actriz en crecimiento pero los aplausos van para Blythe Danner que logra uno de los papeles más convincentes e inspirados de su carrera. Ardua tarea tuvo que afrontar la actriz con una enfermedad tan compleja como la que afecta a su personaje donde tiene que desarrollar una psicología sumamente enmarañada con una lógica interna muy particular.
Por momentos se le puede recriminar al relato que tiene algunas escenas que reiteran continuamente situaciones que fueron planteadas previamente pero de todas maneras esto no empaña lo logrado por la directora en este largometraje. “Lo que Fuimos” es un film melancólico, sincero y sensible que busca darnos un pantallazo sobre las familias que tienen que afrontar el paso del tiempo tanto a nivel físico como emocional y psicológicamente. Una obra que funciona gracias al compromiso de sus actores, a un guion interesante y a la visión de Elizabeth Chomko.