“Lo que fuimos”. Esta bella y emotiva historia retrata a una familia enfrentando el Alzheimer y sus propios conflictos personales.
Bridget (Hilary Swank) recibe un llamado para regresar a su antigua casa en Chicago cuando su madre enferma Ruth (Blythe Danner) desaparece en medio de una tormenta de nieve. Con su hija rebelde (Taissa Farmiga) a cuestas, Bridget llega y se encuentra con una Ruth a salvo, pero cada vez más confundida y desorientada.
Su última excursión es la gota que rebalsa el vaso para su hijo Nicky (Michael Shannon), quien considera que necesita estar en un centro de “cuidado de la memoria”, pero su esposo Bert (Robert Forster) insiste en que su lugar está con él, en casa, en la vida que han construido juntos. Bridget lucha con su propio matrimonio en problemas, su complicada relación con su hija y su culpa por haber dejado a su familia en Chicago. Mientras Nicky la presiona para poner a Ruth en un asilo de ancianos, Bridget busca una solución que haga felices a todos. Entonces, la familia se enfrenta a una crisis inesperada que la pone en una posición imposible.
Luego de algunos roles en televisión, Elizabeth Chomko se lanza como escritora y directora con un tema que le es bien cercano, ya que el film está inspirado en sus abuelos y los problemas que han tenido que enfrentar a causa del Alzheimer. Esto, para mí, es la primer gran decisión a la hora de encarar su ópera prima: hablar de un tema que conocer bien y la atraviesa. Suele notarse cuando alguien habla con conocimiento de causa, cuando conoce el terreno y suele aportar algo nuevo.
Chomko conoce la cotidianeidad de lidiar con una persona con estos síntomas y los efectos que provoca en quienes la rodean. Es interesante ver el modo en que esta enfermedad atraviesa la vida y los conflictos de cada miembro de la familia. Cómo cada uno tiene un punto válido y en algún momento de la historia llegaremos a entender y empatizar con cada uno de ellos.
No se apellidan Skarsgård, pero esta familia está conformada también por enormes talentos actorales con la multipremiada Hilary Swank a la cabeza y Michael Shannon (asumiendo también el rol de productor) encarnando a su hermano. El mayor mérito está en el trabajo homogéneo que todos realizan funcionando colectivamente a la perfección.
Quizás hemos visto ya demasiado este tipo de películas (hasta tenemos nuestra propia “El Hijo de la Novia”) y esta pieza tal vez pase cómo una más de ellas, cargada de excesivo diálogo, sin dejarnos una huella demasiado profunda. Sin embargo, no deja de ser una película trabajada con delicadeza, dónde todo está al servicio del film. Una pieza bien contada dónde fácilmente podremos empatizar y vernos reflejados ya que, del amor, los miedos y los conflictos familiares nadie está salvo.
Por Matias Asenjo