NI EL TIRO DEL FINAL
Para la industria cinematográfica local, el género policial es uno de los más difíciles de desarrollar. Son pocos los ejemplos en los cuales las producciones han cumplido medianamente con las expectativas. Tratando de sumar un nuevo elemento a este conjunto, el film nacional Lobos es la crónica de una familia y su acto desesperado por mantener su forma de vida. Los Nieto son victimarios pero pronto serán víctimas de un poder que los empuja a un destino irreversible por aquellos… para quienes en el crimen no hay error ni inocentes.
La película posiciona su historia en el delictivo Gran Buenos Aires, donde la Bonaerense es partícipe de cada asalto que ocurre. Este ámbito será el contexto en el cual se desarrolle la mayor parte de la historia, donde se intenta narrar un policial con estilo local pero con poco rigor ya que todo lo que sucede es demasiado cansino y pausado, quitándole potencia y vértigo a un relato que de por sí debería tenerlo. Cada situación parece ser contada en cámara lenta, nunca llega a haber tensión en la historia ni a explotar narrativamente, sólo hay meros intentos que se agotan apenas comenzada la película. En estos pasajes se destaca la tarea de Fanego y Bordón, que parecen ser los únicos que entienden el pulso que debe tener el film.
Más allá de la pobre factura de los efectos especiales, lo cual es perdonable entendiendo el costo que conlleva su realización, cada escena de acción resulta mal trabajada, con poca ambición y sin alcanzar nunca impacto por lo que se muestra. Sin embargo, la última fracción de la historia resulta aún más pobre, ya que pretende abandonar la cuestión policial para volverse más “dramática” y existencialista, pero sin una transición correcta entre una situación y otra. En estos minutos finales, la historia se vuelve confusa, algo extraña, para terminar con una búsqueda sentimental que nunca fue sustanciada durante el desarrollo. Lobos tiene el valor de intentar hacer un policial con ritmo local, pero nunca llega a armar un relato potente y entretenido como para que el espectador resulte impactado por lo que se ve en pantalla, quedándose en un mero intento fallido.