Este es un thriller negro que gira en torno a una familia que se dedica al delito. Por un lado esta Nieto (Daniel Fanego) y Boris (Alberto Ajaka), que son suegro y yerno, roban a algún automovilista y casas marcadas, entre otras víctimas. Nieto es viudo y como jefe de familia quiere que su hija Natalia (Anahí Gadda), nietos e hijos tengan su futuro asegurado y cumplirle el sueño a su querida Natalia de que pueda comprar su peluquería. Uno de sus hijos, Marcelo (Luciano Cáceres), más tímido, se retiró del negocio y ahora trabaja en seguridad del vecindario pero a la hora de defender a los suyos puede ser un lobo feroz.
Por otra parte esta Molina (César Bordón), un policía corrupto, es quien determina los robos, un delincuente que acaba de salir de prisión Potrillo (Ezequiel Baguero) y un hombre poderoso llamado Marra (Fabián Arenillas) que vive solo con su hija Ana (Martina Krasinsky). Todos los personajes se lucen a su medida, se van incorporando buenos climas, entre: la corrupción, la venganza, las mentiras y la tensión e intriga, no se deja de lado el amor, la melancolía y la nostalgia. Es un lujo la ambientación y el contraste que logra mostrar entre las localidades de Avellaneda y Lobos. Pero los últimos minutos termina siendo algo pobre, intenta ir más a lo nostálgico y se pierde lo logrado del policial.