Marco Berger se supera. Para aquellos que entre bromas siempre hablan del “plano bulto” o se refieren a la reiteración de algunas temáticas en sus películas, en “Los Agitadores” potencia sus ideas con una precisa radiografía de jóvenes de una clase acomodada. Una casa veraniega. Las fiestas. Amigos. Música. Calor. Deseo. La narración de la propuesta avanza desandando los pasos de cada uno de los personajes, y, también, la tensión in crescendo entre tres de ellos, que, por lo que se va revelando, algo más que una amistad se esconde. Hay planos detalles, y también acompañamientos, que sirven para acentuar, justamente, las líneas que disparan el conflicto central de la película Con música, sábanas, agua, sol, Berger desnuda a un grupo de jóvenes, una “manada” que, entre juegos de seducción, alcohol y drogas, terminarán por reflejar, de una manera precisa e implacable, un estado de cosas inalterable. Aquello que la sociedad patriarcal determina, y que imposibilita la verdadera interacción entre sujetos, permite que Berger desarrolle una profunda reflexión sobre la construcción de la identidad masculina, en donde ser distinto Berger desnuda los cuerpos, los acerca, amucha, para demostrar que los disfraces, muchas veces, sirven, hasta cierto punto, de coraza, para, luego, abrir el juego hacia una verdad que no puede ocultarse, pese a que los deseos y el intercambio sexual con el sexo opuesto intente apaciguar esa virilidad que explota en cada roce. “Los Agitadores” cuenta la intimidad de un grupo que no entiende el cambio de época y que entre risas intenta ocultar un deseo natural e irrefrenable, el de explorar la sexualidad sin ceder a presiones que sólo profundizan una obligatoriedad tácita que ya ni siquiera debería mencionarse.
Este jueves 1 de junio llega la última producción del director argentino Marco Berger. Los Agitadores es un drama juvenil que juega con lo erótico y la perversidad. El film combina la buena fotografía y ciertas naturales interpretaciones para mostrar lo difícil que es “salir del closet” dentro de un grupo de amigos heterosexuales. Se plantea de manera certera esos momentos cuando las bromas entre amigos se transforman en una demostración pura de masculinidad tóxica. Con un inicio lento y desconcertante, el espectador primero vivirá cierta incomodidad suavizada con cuotas de humor. Poco a poco, se va dando lugar a la homofobia y un final sorprendente de inesperada violencia.
En su nueva película, tras "El cazador" (2020), el reconocido cineasta Marco Berger, que forjó una filmografía coherente a través de un recorrido por las diversas tipologías vinculadas al ámbito LGBTQI+, propone una reflexión sobre el machismo y su toxicidad desde la mirada de un grupo de veinteañeros de clase alta. Es diciembre y una decena de amigos de unos veinte y tantos años, de clase social acomodada, pasan las fiestas de fin de año en la casona de vacaciones de Andy, uno de ellos, en Capilla del Señor. Entre bromas machistas, juegos sexuales, drogas, alcohol y un homoerotismo permanente los limites se cruzan y las consecuencias son irreparables. Protagonizada por Bruno Giganti, Agustín Machta, Franco De la Puente, Iván Masliah, Facundo Mas, Iván Díaz Benítez, Carlos Carneglia, Denis Corat, Jordán Romero, Fernando de Simone, Melissa Falter y Gastón Frías, Los agitadores (2022), que tuvo su estreno en la competencia de la última edición del Festival de Karlovy Vary, sigue la línea narrativa y coral ya abordada por el cineasta en Taewkondo (2016), pero profundizando en la violencia física y psicológica que se esconde detrás de bromas sexuales y cuerpos torneados. Homofobia, xenofobia y misoginia se entrecruzan con clasismo y falsos valores en una película que dialoga de manera directa con el crimen de Fernando Báez Sosa, asesinado en las afueras de una discoteca de Villa Gesell por un grupo de rugbiers. Berger no busca narrar la tragedia sino cómo se llega a ella. Tampoco el mediático caso, sino que re imagina como podrían ser los días previos ante una situación similar. La película es un estudio sociológico que analiza el comportamiento en manada de un grupo humano integrado por jóvenes, de clase social acomodada, deportistas, cuerpos hegemónicos y con acceso a una educación de élite, y lo hace a través del propio punto de vista de los involucrados. Una apuesta arriesgada que puede irritar al espectador. Berger explora, siempre con el particular estilo que caracteriza una obra homogénea, la toxicidad masculina engendrada de manera sistémica en ciertos sectores sociales. Y lo hace en la que tal vez sea su película más política e incorrecta.
El filme de Marco Berger viene antecedido de varias interpretaciones, en este punto todas las ellas son validas, pero no dejan de ser eso, lo que no implica que tengan algún sustento dentro del texto. Como decía Boris Vian, “Esto es real porque es producto de mi imaginación”, pero en cine no funciona al 100 x 100. Lo que se muestra es una caterva de imbéciles pasados los 25 años largos, reunidos en una finca de fin de semana. Se los muestra como jóvenes de una alta posición económica. Si fuésemos a leerlo desde el concepto del menemismo, es un filme de “Jóvenes ricos que tienen tristeza” y se divierten haciendo estupideces y molestándose unos a otros, con muchos juegos sexuales al limite. También del buen gusto. Se establecen diálogos mayormente de a pares o tríos, como si fuesen de la alta “cultura”, esto desde la clasificación de Sigmunt Bauman, todos de un nivel intelectual paupérrimo, púes
El director y guionista Marcos Berger reconoce que el asesinato de Fernando Baez Sosa de parte del grupo de rugbiers, fue el detonante, la punta del ovillo de este film, que no busca hablar de esa tragedia pero que se propone, y logra con creces, ahondar en lo que podrían ser los días previos. En el verdadero huevo de la serpiente que anida en ciertas conductas de masculinidad tóxica exacerbada, en el concepto de manada, pertenencia abusiva, violencia evidente. Imagina una situación en pleno verano, cerca de las fiestas, donde en una casa de fin de semana se reúnen una decena de amigos para pasar días juntos. Para ellos, todos con cuerpos hegemónicos, tallados en la práctica deportiva, la diversión en poner en evidencia la payasada basada en una constante actitud homofóbica. Se mueven con bromas que suponen equívocas poses sexuales, cargadas donde ponen en dudas la heterosexualidad, con una insistencia excesiva. Se muestra represivos del deseo sexual, extorsivos sobre las conductas individuales. Y allí se construye un triangulo conformado por un gay reprimido, un bisexual y un homofóbico. Una línea narrativa coral, con buenos actores, que expresan con justeza ese mecanismo de ataque en manada, la misoginia, el racismo, matizados con drogas y alcohol.
Luego de dirigir películas como “Un rubio” o “El cazador”, Marco Berger regresa a la gran pantalla con “Los Agitadores” (“Horseplay”, frase en inglés que puede traducirse como ‘pelea amistosa’), film que lo posiciona como el más destacado autor dentro del cine LGTBIQ+, luego de su exitoso paso por certámenes de competencia internacionales. Situada en temporada de verano, la historia nos introduce en el a primera vista relajado clima de una reunión de amigos de clase alta, recluidos en una villa de lujo. Días de fiesta se avecinan, sazonados por euforia y jolgorio en símiles dosis. Juegos sexuales pueden adivinarse como el pasatiempo elegido para disponer el tiempo libre, aunque la mera apariencia camufle comportamientos violentos. La broma en vacaciones se va tornando pesada; lo reprimido y lo prohibido acaba colisionando en un cruce de caminos.. “Los Agitadores” porta en su núcleo un claro mensaje de crítica social. Berger, emblema de la narrativa queer y afín a explorar la representación de fantasías homo eróticas, se decide a desnudar el aspecto tóxico de la condición de género. Tensión y homofobia enrarecen el clima: el plano se puebla de físicos torneados que esconden salvajismo y anacrónica virilidad. La agresión verbal pronuncia epítetos que son degradación y amenaza constante, mientras el autor de “Plan B” (2009) y “Ausente” (2011) ejerce su faceta de nato provocador para llevar su reflexión al nivel social que identifica ciertas prácticas recalcitrantes. Su elenco coral está integrado por Interpretada por los actores Bruno Giganti, Agustín Machta, Franco De la Puente, Iván Masliah, Facundo Mas, Iván Díaz Benítez, Carlos Carneglia, Denis Corat, Jordán Romero, Fernando de Simone, Melissa Falter y Gastón Frías,