En el 2013 Los Croods se convirtió en el segundo film más taquillero en la historia de la compañía Dreamworks (después de Kung Fu Panda) al conseguir una recaudación de 587 millones de dólares. La propuesta era entretenida, los personajes conectaron con el público y por supuesto enseguida se anunció la continuación. Sin embargo, tras la adquisición del estudio por parte de Universal la película luego fue cancelada y no se supo más nada de la familia de cavernarios. En el 2017 revivieron el proyecto y cuando la realización se encontraba en su etapa final surgió la pandemia de Covid que demoró su estreno. Los artistas tuvieron que terminar el trabajo desde sus casas, ya que las oficinas de Dreamworks estaban cerradas. Si tenemos en cuenta la situación caótica e inusual que rodeó a la producción de este film el resultado final es más que admirable. Desde los aspectos técnicos es una obra que consigue presentar el estándar de calidad de la compañía, donde sobresalen especialmente todos los paisajes coloridos que ambientan la historia y la ejecución de las secuencias de aventuras y acción que son muy buenas. Lamentablemente la trama no presenta la misma inspiración ni ofrece la creatividad que tuvo la original. A la forzada y trillada impronta feminista, que hoy se volvió un burdo lugar común en el cine hollywoodense, se suma el hecho que el argumento se enfoca demasiado en un triángulo amoroso adolescente que resulta aburrido. En la película original el núcleo familiar y las relaciones entre los Croods representaban el principal atractivo de la historia, mientras que en la continuación eso se perdió bastante para darle prioridad al romance teen. Los más chicos seguramente encontrarán el entretenimiento en las situaciones de comedia física y los momentos de aventura que están bien logrados. La gran debilidad de este estreno reside en que a diferencia de Cómo entrenar a tu dragón y Kung Fu Panda, donde las continuaciones siempre elevaron la calidad de los argumentos, la segunda entrega de Los Crood se siente una obra más genérica. Cumple para distraer un rato al público infantil pero lo más probable es que con el paso del tiempo quede en el olvido dentro de la filmografía del estudio.
En 2013 se estrenó Los Croods, producción de DreamWorks Animation sobre las desventuras de una familia prehistórica. Los buenos resultados de taquilla (587 millones de dólares de recaudación solo en cines) y el furor del streaming “obligaron” a que, ocho años después, estos simpáticos cavernícolas regresaran con una película más vertiginosa e incluso con mayor sentido alegórico que la original. El debutante Joel Crawford (su único antecedente era el cortometraje Trolls Holiday) reemplazó en la dirección a la dupla integrada por Kirk DeMicco y Chris Sanders para un film que encuentra a Guy ya adolescente y enamorado de Eep para desesperación del patriarca Grug, que no soporta que su hija no tenga ojos, cabeza ni tiempo más que para su novio. Luego de una larga travesía, los Croods -dignos herederos de Los Picapiedra- arriban a una suerte de paraíso terrenal donde se encuentran con Hope y Phil, un matrimonio mucho más “evolucionado” y neurótico, que vive con la joven Dawn. En un principio todo es armonía (los Betterman conocen a Guy porque eran los mejores amigos de sus padres), pero pronto saldrán a relucir las profundas diferencias socioculturales, las incompatibilidades y el miedo a lo distinto. Los Betterman han construido un muro (¿les suena?) para que su hija Dawn no se enfrente a los (supuestos) peligros del mundo exterior y, así, entre peligrosas aventuras donde se hace gala de una animación por momentos prodigiosa y constantes anacronismos (incluidas canciones como “True”, de Spandau Ballet, o “I Think I Love You”, interpretada por The Patridge Family), se va construyendo una historia con moraleja políticamente correcta que cuestiona ciertos aspectos del progreso y apuesta por aceptar las diversidades y las diferencias. Es muy poco probable que en el contexto actual Los Croods 2 tenga alguna función subtitulada, pero si ocurriera el milagro en alguna aislada proyección nocturna (es una decisión exclusiva de los responsables de programar cada una de las cadenas) cabe acotar (y recomendar) que las voces originales de los personajes estuvieron a cargo de Nicolas Cage, Emma Stone, Ryan Reynolds, Catherine Keener, Cloris Leachman, Clark Duke, Leslie Mann, Peter Dinklage y Kelly Marie Tran. Un auténtico dream team... vocal.
Secuela de la película del año 2013 que repite virtudes y defectos por partes iguales. Tal vez tiene a favor un mundo más colorido y mayor cantidad de chistes, pero sigue conservando ese recorrido de espacios demasiado conocidos sin el menor atisbo de originalidad o sorpresa. Sin ser tampoco una obra maestra narrativa. La familia protagónica busca un nuevo lugar donde vivir. En la búsqueda de ese hogar se topan con un una muralla que encierra un paraíso. Allí vive una familia feliz de apariencia perfecta que tiene resuelta todas las necesidades de su vida. El choque entre los caóticos Croods y los impecables Bettermans es el centro de todos los chistes. Varios conflictos le pondrán sal a la historia y la familias pasarán de la pelea a la alianza, según el momento. La película es divertida, muy simple, hace abuso de los chistes anacrónicos, pero no con simpatía o de manera justificada. Chistes por el chiste mismo, muchos colores y un ritmo por momentos acelerado y en otros cayendo en la trampa del sentimentalismo. El espectacular elenco de voces de actores conocidos se pierde si la película se ve en versión en castellano. La clásica trampa de los films para toda la familia que pierden lo que más podrían disfrutar los adultos.
¡ESTO ES TODO AMIGOS! Los Croods 2: una nueva era puede ser vista desde dos perspectivas diferentes. Esta secuela dirigida por Joel Crawford, experimentado artista del universo animado de Dreamworks, encuentra a los protagonistas nuevamente en viaje, esta vez ante el descubrimiento de una tierra repleta de víveres y dominada por una pareja que ha evolucionado como especie en relación a este grupo de cavernícolas. Al igual que ocurría en la primera -y ya lejana- parte, lo que sobresale es el diseño creativo de un mundo lleno de color y movimiento, una demostración de las posibilidades básicas de la animación: es decir, una reconstrucción de lo real por la vía de la exageración y la caricatura. En ese ejercicio, Crawford encuentra los momentos más divertidos cuando la película se anima a romper con la estructura narrativa para jugar directamente con las formas y experimentar algunas secuencias que bordean lo surrealista, como aquella en la que los personajes se devoran los frutos que encuentran en esta nueva tierra prometida. Si bien pesa sobre sus espaldas una cercanía con la saga de La era del hielo (no solo por el mundo retratado, también por la reflexión sobre manada e individuo), hay que decir que esta película de Dreamworks es más certera en materia de humor y tiene el buen tino de no ensayar su comicidad ante la cara del espectador cobayo de laboratorio. Ahora bien, Los Croods 2: una nueva era es, en definitiva, una prueba del nivel técnico y narrativo que estas películas han alcanzado, una media que parece irreprochable y que nos pone a los espectadores en un lugar un poco conformista. Porque son películas que indudablemente funcionan y no tienen nada malo en apariencia, pero que a su vez son decididamente mecánicas, construyendo personajes funcionales y situaciones que podrían intercambiarse de película en película. Ahí es donde la efectividad del cine industrial se revela como la máquina que es y donde la imaginación y la fantasía quedan relegadas en pos de la mercancía. Claro está que la invitación de Los Croods 2: una nueva era, entre tanto ruido y bochinche colorido, es a no pensar en eso y a disfrutar. Pero el discurso de los personajes, de salir del confort de la familia y animarse a vivir el mundo, es apenas una frase para imán de heladera cuando no hay nada formalmente que se corresponda con eso. Indudablemente que el film de Crawford es divertido, pero cuando hacia el final se apela a la reflexión no hay emoción real, todo suena a discurso prediseñado, como si lo que pasa ya hubiera estado dicho desde un comienzo y la película no fue más que una leve distracción. Y en definitiva de esta segunda parte de Los Croods se puede decir, para bien o para mal, lo mismo que ya dijimos de la primera. Tal vez de eso se trata: de la maquinaria del cine dándonos su dosis semanal sin esforzarse demasiado y por cumplir para no extinguirse.
Siete años después de la primera a entrega, llega la secuela de «Los Croods», una de las películas animadas de Dreamworks que si bien no se encuentra entre sus producciones más destacadas sí logra dar un entretenimiento digno para toda la familia con una animación más que sólida, un humor inteligente y un elenco envidiable que presta sus voces para la ocasión. «The Croods» (2013) fue un film bastante amable que nos presentaba a una familia bastante excéntrica que debía sobrevivir en la prehistoria a un ambiente hostil lleno de desastres naturales y a depredadores temibles. Se hacía presente la alegoría de la caverna de Platón, cuando el padre de la familia le comentaba sobre los peligros externos a sus seres queridos, pero cuando finalmente se ven obligados a emigrar para poder subsistir, conocen un mundo vasto lleno de peligros y posibilidades por igual. Era difícil imaginar una secuela viendo cómo se desarrollaba la primera parte, y teniendo en cuenta que fue un éxito moderado en su estreno. No obstante, la aparente falta de ideas hizo que esta peculiar familia vuelva a las andadas con una historia bastante entretenida e igualmente inspirada que pese a no ser una obra maestra de la animación logra separarse de su predecesora y sostenerse por sí misma con un planteamiento maduro y una trama que atraerá tanto a grandes como a chicos. El largometraje sigue a la familia del título y a Guy (Ryan Reynolds) que, tras los eventos de la primera historia, vuelven a verse obligados a partir en busca de un nuevo hogar más seguro y lejos de los peligros que habitan en el mundo prehistórico. Por otro lado, Guy y Eep (Emma Stone) comienzan a tener una relación más fuerte y desean formar su propio clan, cosa que a Grug (Nicholas Cage) no le gusta para nada. Cuando los Croods encuentran un idílico paraíso amurallado repleto de comodidades, comida por todos lados y un lugar aparentemente apacible para asentarse, descubren que hay otra familia que vive allí. La familia Betterman. Los Betterman aparentan ser individuos más evolucionados, con aptitudes más desarrolladas que los llevan a realizar elaboradas invenciones como una casa en un árbol, enormes huertos, y varias herramientas que los parece ubicar varios escalones por delante de los Croods en la escala evolutiva. Cuando los reciben como sus primeros invitados, no tardan en surgir tensiones entre nuestros queridos cavernícolas y sus nuevos y modernos semejantes. Cuando todo parece perdido, una nueva amenaza embarca a las dos familias en una aventura épica más allá de la seguridad de la muralla, que los obligará a aparcar sus diferencias, aunar fuerzas y luchar por un futuro juntos. Si bien este encuentro de los Croods con unos seres más evolucionados capaces de realizar un gran número de variopintas invenciones nos recuerda un poco al estilo de los queridos personajes de Hannah Barbera, «Los Picapiedra» (1960 -1966), los protagonistas del film de Dreamworks siguen manteniendo su esencia por medio de una historia sencilla pero funcional, con unos personajes consolidados y una animación bastante estilizada, que mejora sustancialmente respecto a la primera parte. Al ya maravilloso elenco de la primera con Stone, Cage, Reynolds y Catherine Keener, se les suma los talentosísimos Peter Dinklage, Leslie Mann y Kelly Marie Tran. Probablemente no tenga el nivel de detalle o de calidad narrativa de las producciones de Pixar o incluso de otras de la misma Dreamworks como «Shrek» o «How to Train your Dragon», pero esta secuela sigue manteniendo la magia de la primera aventura de los Croods y un puñado de buenas ideas que hacen crecer (evolucionar) a los personajes, logrando recapturar la emoción de la primera e incluso adicionando un gran timing para la comedia con las nuevas incorporaciones al elenco. «Los Croods 2: Una Nueva Era» puede que no sea realmente novedosa y que apunte a un público más infanto-juvenil, pero sí logra ser tan encantadora y entretenida como la película original. Un film que dentro de la escasa oferta cinematográfica que tenemos actualmente vale la pena disfrutar en familia.
El buen humor, y los buenos chistes, continúan en la secuela del film de Dreamworks sobre la familia de la Prehistoria que fue un éxito hace ya ocho años. Con nuevo director, la historia ubica a estos Picapiedra contemporáneos más crecidos y en pleno descubrimiento de costumbres ajenas. Con la aparición de una familia que pertenece a un estadío más avanzado en la escala evolutiva. Nuevos amigos que pronto serán también la puerta a las diferencias, los prejuicios y los choques culturales. Todo lo que ya se exprimía con inteligencia a partir de la premisa original, con su riqueza de mirada sobre nuestra vida actual, encuentra ahora links directos a cuestiones recientes. Muros que se levantan para protegerse de Lo Otro, juegos con las referencias y los anacronismos, dardos acerca de los caminos del desarrollo humano que descuidan el planeta que los cobija. Hay aventura, buen ritmo, humor e inteligencia suficientes en esta segunda parte como para plan más que recomendable para animarse a volver a la salas, en familia.
Reseña emitida al aire en la radio.