Cuando la liberación queda fuera de cuadro.
Definitivamente, Alexandre Payne (Entre Copas o Las Confesiones del Sr. Schmidt) es un director que, con un estilo por momentos tragicómico , encara sus filmes de una manera muy interesante para el cine norteamericano actual. Una mezcla entre el mainstream y lo Indie, sin saber cómo y dónde categorizarlo. Lo cierto es que sus películas son lindas, son películas que uno desea ver y sale contento de verlas. Un director que entretiene, que hace reir y muchas veces llorar. Y a veces, como hoy, nos deja con la angustia.
Kaui Hart Hemmins escribió una historia en su colección House of Thieves, denominada The Minor Wars y Los Descendientes es una extensión de la misma. Con un guión adaptado por el propio Payne junto a los actores y guionistas Nat Faxon y Jim Rash, la historia sucede en Hawai cuando Matt King (George Clooney) debe hacer frente a una situación emocionalmente compleja: su mujer ha sufrido un accidente acuático y su cuadro es irreversible. Sus hijas, una de 10 y otra de 17 años, son complicadas y conflictivas; y si bien hacerse cargo de ellas cuando jamás lo hizo es un gran trabajo, también descubre que su mujer le ha sido infiel. En el medio de tanto desbarajuste emocional debe tomar una decisión importante sobre unos terrenos familiares que deben venderse para salvar a algún que otro familiar , sino que también no solo son parte relevante de su historia si no también de la propia Hawai.
El trabajo fotográfico, la elección de los pasajes nublados acompañando al clima de la narración, la manera de alejarnos del dolor en tomas y encuadres (permitirle al personaje asumir el suyo sin que nosotros (espectadores) tengamos porque ser participes); el poner la espalda del personaje en clara referencia a lo que realmente vive y hace el mismo, me parecieron excelentes. Ahora, a pesar de tantos logros a nivel cinematografía, admito que la tensión que se genera minuto tras minuto queda ahí, detrás de la pantalla y nunca se logra cierta liberación. Puede que Payne haya optado por lograr ese efecto, pero tanto desapego o lejanía me hicieron pensar que esos personajes lograron afrontar el problema, hacerse fuertes pero nunca se liberaron. No hay perdón. Ninguno de los involucrados pide perdón,En definitiva, si Payne buscaba transmitir que en la vida hay momentos duros, donde uno debe asumir estadios de dolor, resignación y cambios, creo que lo único que logró transmitir fue resignación ante la falta de perdón. Aceptar que la vida es así y que nada más hay. Si bien se logran algunos cambios durante la narración, hay algo que queda ahí sumergido si posibilidad de salir. (cualquier semejanza con la escena del mar, es pura coincidencia).
La cinta es muy interesante. Las actuaciones de Clooney (aunque no me pareció descomunal, como se dice) y de la joven hija mayor Shailene Woodley, han sido muy bien logradas. Los Descendientes es un filme para ver pero no para recordar. Queda en un largo camino que no se distingue dónde está el mérito y dónde está el fracaso. En términos generales, a mí me generó decepción. Me quedé esperando el momento justo, la escena realmente explosiva dónde todo se acomodaba y se volvía o se intentaba volver a empezar. Esta vez no fue posible, será en otra ocasión… quizás.