Esa línea mínima que separa a un documental de un film de ficción, eso que hace que algo sea una “realidad” filmada o una representación ficcional, en Los días parece más borrada de lo general.
Presentada en la última edición del BAFICI, esta ópera prima de Ezequiel Yanco logra crear algo único para un documental, ocultar la cámara al punto que sus “personajes”, “protagonistas”, no la sientan e interactúen narrativamente de la misma manera que si tuviesen un libreto, solamente que lo que dicen y actúan no es más que su quehacer diario.
Lo que se muestra, en primer lugar pareciera simple, es la historia de dos niñas gemelas en el Conurbano Bonaerense. Es la vida diaria de Micaela y Martina y su rutina diaria en Quilmes, todo lo que se espera de a vida de dos nenas de nueva años, hasta van a un casting para un publicidad.
Pero en un momento esa armonía propia de la rutina se rompe, mamá Norma debe “abandonar” la permanencia en el hogar para ayudar a papá Alejandro en una remisería; por lo tanto Martina y Micaela van a tener que arreglárselas solas buena parte del día.
Yanco nunca abandona el registro calmo e intimista, aún en esos momentos en el que el mundo de las hermanitas cambia no acentúa los matices, es más, ni siquiera hace uso de música incidental, sólo hay sonido ambiente, y con eso le alcanza y sobra para crear climas. Lo mismo sucede con la fotografía, simple, sin remarcados, sin necesidad de enfocar de cerca, entrometerse; es la visión de alguien que mira desde afuera, que deja ser.
Por momentos, este alejamiento y la economía de recursos puede convertir al documental en un retrato frio, quizás desangelado, pero gana en naturalidad, nada suena forzado; sí algo suena aburrido es porque en la rutina diaria es aburrido, nada más.
A su vez, esa naturalidad favorece a una profundidad sobre otros temas que no se tocan directamente. La vida de estas dos chicas y su familia tal vez sólo puede ser comprendida en su totalidad por quienes vivimos toda la vida en un barrio del Conurbano; no hay necesidad de exagerar ni recargar las tintas, de manera colateral la problemática diaria de esa zona está presente.
"Los días" puede ser un documental que divida las aguas, puede encantar a algunos, hallarse en su punto exacto; o puede sumergir al espectador en la misma rutina de los filmados sin nada nuevo que mostrar. Podría ser ficción, un botón de muestra de las muchas familias en condiciones similares, y también, por qué no, un retrato generacional. Los días viene a demostrar que cualquier historia, por más simple y minúscula que parezca merece ser contada, y si se hace con el ritmo suficiente como para mantener el interés, bienvenido sea.