Una ópera prima sobre la paternidad narrada de forma seca y visceral por este realizador, guionista y también protagonista. Se lanza en 6 salas tras su estreno en el Festival de Mar del Plata 2016, donde ganó el premio FIPRESCI de la crítica internacional.
El cine ha tematizado el vínculo padre-hijo en incontables ocasiones. Lo que tiene de particular Los globos no es entonces su conflicto principal, sino la forma visceral en la que se aproxima a la relación entre el protagonista (el también realizador y guionista Mariano González) y ese pequeño del cual debe hacerse cargo después de la inesperada muerte de la madre.
El pasado de César es una incógnita, pero las consecuencias están a la vista. Su rutina está integrada por un trabajo en una desvencijada fábrica de globos del conurbano bonaerense, clases de crossfit y algunos encuentros casuales con mujeres.
En ese contexto reaparece su ex suegro para imponerle el cuidado de su pequeño hijo Alfonso, a quien no ve desde hace años y prácticamente no conoce. A duras penas puede hacerse cargo de él, tanto emocional como económicamente. Ante ese panorama, y con la ayuda de la empleada de un bar, toma una decisión que le traerá consecuencias irreparables: darlo en adopción.
Las dudas, los temores y la inseguridad propia de ese acto trascendental son los ejes principales sobre los que se asienta este relato tan íntimo como desesperante. González le imprime a su ópera prima un tono seco, por momentos de un realismo suburbial crudo y descarnado, siempre misterioso, igual que los procesos internos de este hombre en pleno enfrentamiento con el desafío más grande de su vida.