Tardamos 14 años en tener una secuela de Los Increíbles, película que para muchos es la “mejor de superhéroes”.
Yo adhiero a esa premisa, pero solo en cuestión de comedia.
Brad Bird es un gran entendido en la materia. Su El gigante de hierro (1999), sigue siendo uno de los mejores films animados de toda la historia. Por su mirada clásica y nostálgica sobre los superhéroes.
Algo que retomó muy bien con la primera entrega de esta familia y que se tomó su tiempo para hacer una segunda parte.
Y de eso te das cuenta con un simple visionado. No estamos contemplando una “secuela porque sí”, sino una nueva aventura de estos personajes bien amados por todos.
También es muy interesante analizar el contexto en el cual se estrena, porque a diferencia de la original, que se lanzó cuando este tipo de películas comenzaban a convertirse en algo, ahora ya son un género en sí mismo.
Y no sólo sale bien parada, sino que es una bocanada de aire fresco entre tanta producción live action.
Sin superar a la primera, el espectador pasa un buen rato en el cine. Pero hay que tener en cuenta que un chico de menos de 8 años no se entretendrá tanto, ya que hay partes muy dialogadas y pensadas para un público más adulto.
Los personajes mantienen su frescura y construcción. Gran trabajo de Craig Nelson, Catherine Keener, Holly Hunter y Samuel L. Jackson, así que traten de verla en versión original.
Pero por fortuna, si la ven doblada, en esta oportunidad no hay una polémica “versión argentinizada” con frases tales como “Doblá por Corrientes”.
Asimismo, hablar de la excelencia de Pixar a esta altura ya es redundante, así que solo aplaudo el tiempo que se tomaron en brindar algo digno y a la altura de lo que se esperaba, mientras hacían dinero con otras franquicias más endebles tales como Cars.
En definitiva, Los Increíbles 2 es una gran película superheróica en tono de comedia y para toda la familia, cuyo único punto flojo (bien mínimo) es la falta de novedad.
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Como ya es costumbre, una vez al año nos deleitan con un magnífico corto antes de la atracción principal. En esta oportunidad se trata de Bao. Un excelente retrato sobre la relación madre/hijo a lo largo del tiempo que te va a hacer reflexionar (y llorar). Una joya.