Fuertemente digna de elogio, "Los increíbles 2" resulta un verdadero deleite. Con ella se mantienen en lo más alto Pixar y el maestro Brad Bird ("El gigante de hierro", "Los increíbles", "Ratatouille"), y se despide triunfal el productor John Lasseter, aunque seguramente el suyo sea un triunfo medio amargo, porque las acusaciones "políticamente correctas" sobre su persona lo han obligado a retirarse del negocio, y por ahora no existe superhéroe que lo haga volver. Eso sí, cabe sospechar, y esperar, que seguirá operando a través de sus ya designados sucesores Jennifer Lee ("Frozen") en Walt Disney Animation y Pete Docter ("Intensa-Mente") en Pixar. Pero esa es otra historia.
La que aquí nos interesa es la de Helen, Bob, y los niños Parr, a quienes reencontramos justo en el punto culminante de la primera parte. Pero los veremos con los roles cambiados: ahora ella sale a salvar el mundo, y él se queda a cargo de la casa y los niños. Hay buenas razones argumentales (y comerciales) para esto. Lo curioso es que el villano de turno también tiene sus razones, y reflexiones muy interesantes que conviene atender. Porque, cuidado, aquí hay muchísima acción, diversión, emoción, enredos, gran banda sonora, y un trabajo de animación que deja con la boca abierta, pero también hay una mirada más adulta sobre ciertas cosas. Es lógico: han pasado 14 años y el público de la primera película también es más adulto. En síntesis, un reencuentro formidable. Alguno dirá que falta el factor sorpresa de la primera, y que ciertas situaciones ya son reiteradas, o previsibles. ¡Pero si eso mismo pasa cuando uno, después de tanto tiempo, se reencuentra con una familia conocida y querida! ¡Y con especímenes como la petisa Edna Moda! Ella y el pequeño Jack-Jack son lo más divertido de la película. Y Brad Bird, simplemente, es lo más.