Un thriller sobrenatural gótico que cuenta la historia de una familia y su mansión derruida, sobre la que pesa una maldición. Se supone que es después de la primera guerra mundial, en un pueblo rural irlandés. Lo gemelos que habitan el castillo cumplen con normas impuestas por una canción de cuna: nada de extraños, a la medianoche estar en la cama, nunca separarse. Mientras tanto algo siniestro que tiene que ver con el agua de un lago que corre debajo de la casa, marca presencia. Con el cumpleaños de los mellizos la cosa se complica y los secretos se descubren. Con poco, muy buena iluminación, una elección acertada de actores, el director Brian O`Malley hace lo que puede con el libro de David Turpin. Explota especialmente la casa, con efectos sonoros y visuales, y las actuaciones en especial de Bill Milner, y Charlotte Vega. Puro clima bien logrado y poco terror, pero en un envoltorio de lujo al lado de los frecuentes films clase B que siempre cumplen con la cuota de “miedo” de la semana. Un entretenimiento mediano.