El cine español viene trabajando al género del terror con notable eficacia, sobre todo en un punto sensible, que es, precisamente, el que tiene que ver con crear atmósferas tenebrosas y con buenas armas, de manera clásica pero sin excesiva apelación al cliché, con rasgos reconocibles pero sin caer en remanidos lugares comunes. Los ojos de Julia, por fortuna, es parte de esa tradición.
El relato comienza con una mujer ciega que es obligada a ahorcarse. Enfrente de ella, un extraño personaje le apunta con una cámara de fotos a golpe de flash. Corte. Más tarde, su hermana gemela da con la noticia del fatal suceso.
Un comienzo inquietante, bien logrado, con marcas de estilo del nuevo thriller americano, da paso a un film de suspenso clásico, deudor de Hitchcock pero también de películas más recientes como The Others, o incluso esa muy buena experiencia ibérica que es El orfanato.
Guillem Morales, en su segundo opus tras la muy correcta El habitante incierto (2004), comanda con buen pulso a un elenco de actores correctos, liderados por la sexy Belén Rueda, quien se ajusta a un papel complejo y de tinte dramático, al tiempo que destila una trágica sensualidad de comienzo a fin.
La historia cuenta con un guión sólido, tratado con un nivel técnico destacado y una banda de sonido lista para dar el golpe de efecto en el momento indicado, pero sin caer en baratijas tales como asustar sólo con un violinazo.
Terror del bueno, clásico, inspirado y sin hambre de secuelas. Apenas une buena historia contada aún mejor. Nada mal.
Bonus Track
-Muchachos continuistas, para la próxima retoquen un poco más el vestuario, como para que la acertada cirugía plástica en los pectorales de la femme fatale no sean tan evidentes si es que juega el rol de hermanas gemelas.