Como visto cien veces
El cine español de miedo es una de las grandes sorpresas de los últimos años. El orfanato, REC y –en menor medida– REC 2 dieron muestras de la vitalidad de un género que asusta con ganas cuando viene con acento castizo. No es el caso de Los ojos de Julia.
La película, protagonizada por Belén Rueda, tiene un comienzo interesante, pero se diluye con el correr de los minutos en una avalancha de lugares comunes del género, entre el psicothriller y el terror. La actuación de ella va en aumento, indirectamente proporcional al interés del argumento.
Mientras Julia busca al responsable de la muerte de su hermana gemela, Sara, que todos piensan que se suicidó, el estrés acelera la pérdida de la vista. Al principo, la percepción de la protagonista se transmite al espectador, que puede vivir con ella su afección creciente. Pero la ceguera en aumento de Julia también se parece a la del director, que no supo aprovechar los buenos climas de suspenso y se metió en cosas vistas hasta el hartazgo.
Los ojos de Julia tiene momentos intensos, provocados por efectos de sonido o apariciones inesperadas en escena, aunque eso alcanza para un par de saltos en la butaca. El cine español venía muy bien en el género, pero esta película... nada que ver.