Es de conocimiento popular el mito que dice que los hermanos gemelos o mellizos, pueden sentir cuando algo le pasa a su hermano. Se presenta en forma de angustia o sobresalto; una alerta que avisa que al otro le acaba de ocurrir algo. Si bien no esta cientificamente comprobado, son varias las personas que dicen haber sentido una sensación poco común cuando su hermano está en peligro.
Partiendo de esta premisa arranca Los ojos de Julia, una película española que se centra en la vida de ella luego de la muerte de su hermana gemela. En plena jornada laboral Julia se desvanece y al despertar sabe que algo le ha pasado a Sara; convencida de ello logra persuadir a su marido para que la lleve a ver a su hermana, este cumple con la tarea y al llegar al hogar de Sara la encuentran muerta; como si se hubiese suicidado. Julia, quien alega conocer bien a su hermana, esta convencida de que alguien la asesino y no va a parar hasta encontrar al culpable de su muerte. Ella emprende una investigación que comienza con una simple sospecha y termina desembocando en una gran verdad.
Sara y Julia, tenían algo en común más allá de su apariencia; ambas sufrían un tipo de ceguera progresiva que iba deteriorando lentamente su visión. Al momento de morir, Sara ya era completamente ciega, mientras que Julia solo había perdido un 20% de su vista. Esto no es un detalle menor, ya que según las fuentes policiales el suicidio es obra de la depresión que conlleva la ceguera.
Guillem Morales es el catalán que escribió y dirigió esta película, si bien es su segundo largometraje no parece para nada un inexperto. El suspenso esta muy bien logrado y, lo que llama la atención de una forma positiva son los planos sobre los sospechosos del crimen. Solo cerca del desenlace podemos conocer la cara, los gestos y la mirada de los implicados; con este gesto sencillo pone al espectador en un estado similar a la ceguera de la protagonista; sintiendo así la impotencia de querer ver más y no poder.