Para ir de entrada a los papeles podemos decir que es una producción regular que en todo momento intenta rendir homenajes a otras del género, y que termina cayendo en un montón de lugares comunes que hacen que el espectador termine adivinando cada una de las situaciones que van a ocurrir.
Julia (Belén Rueda) regresa a Bellevue con su marido para visitar a su hermana Sara, casi ciega por una enfermedad degenerativa de la que intentó operarse sin éxito. Al llegar descubren que Sara se ha suicidado y ninguno de los misteriosos vecinos se extraña por ello. Julia no sólo debe afrontar la pérdida de su hermana, sino también la pérdida de toda esperanza para detener su inminente ceguera, pues ella sufre la misma enfermedad y parece compartir su mismo destino.
Así con esta sinopsis transcurre “Los ojos de Julia”, que ha dirigido Guillem Morales, planteada como película de terror y de misterio que a nadie se asusta, y todo indica que más de una vez el espectador esbozará una sonrisa que ni siquiera es nerviosa.
Se pueden rescatar algunos climas que se quedan en intentos, y la música hace recordar a otras tantas que ya hemos escuchado. “Los ojos de Julia” tampoco aterrorizan, se parecen más a los de un gato que a los de un ser humano.
Su realizador quiso tirar toda la carne al asador y terminó empachando a troche y moche. Hasta, por momentos, parece una sátira de alguna vieja matiné de Sábados de Súper Acción, con la diferencia que aquellas estaban hechas en muchos casos a propósito, en ésta intenta ser seria y de género. Y sino que lo diga el padrino Guillermo del Toro.