Ilusión y movimiento
Santiago Mitre, inquieto después del éxito de El estudiante, cambia por completo y codirige junto al coreógrafo Juan Onofri Barbato Los posibles, una propuesta inusual de llevar a la pantalla un muy particular espectáculo de danza, alejándose de cualquier intento de registro clásico. El resultado es una experiencia hipnótica.
Un grupo de seis bailarines en un sótano. No hay más que eso, o quizás sí. Los bailarines vienen de la Casa La Salle, un centro de integración social ubicado en González Catán. La compañía de danza se llama Grupo KM29. Los rostros de cada uno sugieren un pasado que nunca se hace explícito.
Decíamos en notas anteriores sobre películas del BAFICI que P3Nd3JO5 se sostiene en su poética visual y Viola se concentra en la fuerza de sus palabras. Dos maneras opuestas pero igualmente válidas. Mitre recorre también ese camino en su propia obra yendo de la palabra en El Estudiante a la pura y energética plasticidad de Los Posibles. En ese retrato certero de la tensión de los cuerpos radica toda la su fuerza.