La infancia en Seúl, como en cualquier lugar del mundo, es una etapa complicada. Más aún cuando se trata de dos nenas con una familia deshecha. Primero las abandona el padre y después la madre. Así, las chicas terminan viviendo primero con una tía que las acepta a desgana en su casa. La mujer termina hartándose y las lleva a la casa de campo de sus abuelos. En esos dos cortos tramos de su vida las niñas, Bin y Jin, conocerán la dura experiencia del abandono, y el significado de las palabras mentira y maltrato. Hasta que su abuela, una anciana campesina que vive de su trabajo en una pequeña granja les enseñará a su manera simple y profunda una nueva forma de cariño y de vivir que va más allá de egoísmos y carencias materiales. Con pocos elementos la directora construye un pequeño filme bien narrado y contundente en su simplicidad