La presencia de tiburones en una playa tranquila como la uruguaya Piriápolis, inquieta. Tanto a los residentes de ese pueblo, como a los turistas que suelen veranar allí. Bajo esa extraña e incómoda sensación de intranquilidad se describe la película protagonizada por una chica de 14 años, Rosina (Romina Bentancur), que vive con su familia en una humilde casa que, como tantas otras de la zona, padecen la falta de agua potable y tienen que juntar en bidones agua de mar.
Joaquín (Fabián Arenillas), el padre de la adolescente, es un jardinero que atiende a clientes adinerados con buenas y grandes viviendas. De vez en cuando, la lleva a trabajar con él, junto a otros empleados que tiene a cargo, entre ellos Joselo (Federico Morosini). Ella se sentirá atraída inmediatamente por el muchacho, que es mayor de edad.
Lucía Garibaldi dirige su ópera prima, una coproducción entre Uruguay, Argentina y España, en la que parece que no sucede nada importante, pero la transformación va ocurriendo dentro de Rosina, que siempre se la ve apática, ensimismada, seria. Habla con un tono monocorde, jamás se le escapa una sonrisa. Sus únicos intereses son el tiburón, que dice haber visto en la playa, y Joselo qué, al comienzo, le corresponde, pero luego él se aleja, quiere mantener una prudente distancia.
Pese a ser una coproducción, la austeridad está a la orden del día. Sólo se filmó en el interior de la casa familiar y dentro de la camioneta que utilizan para llevar las herramientas de trabajo. El paisaje, fuera de temporada vacacional, ayuda a contar el film con un ritmo lento. Los silencios, las acciones, y alguna que otra cámara lenta, colaboran en mantener uniforme el estilo narrativo.
Lo importante aquí, lo trascendental, no es la historia que rodea a la chica, sino lo que le sucede a ella internamente, el despertar sexual, la atracción por el otro, y el no ser aceptada como deseaba.
El ser humano, ante estos casos, puede actuar de diferente manera. Cada uno sabrá, según su personalidad, como resolver la situación, si resignándose o reaccionando de un modo inesperado. Rosina, frente a este dilema, deberá tomar una decisión fundamental, que seguramente le hará mella en su alma.