Glacial, impávida y maquiavélica es Rosina la protagonista de Los tiburones de la directora Lucía Garibaldi que transcurre en la costa marítima uruguaya. Adolescente de catorce años, trabaja con su padre que se dedica a mantener jardines y piletas de las casas de veraneo. Se enamora de uno de los peones con el que comparte las labores diarias, pero no es correspondida en la medida de sus deseos por su condición de menor.
Distinta a las chicas de su edad, parece disfrutar de la supuesta presencia de un tiburón en las aguas del balneario, mientras que los locales ponen todos sus esfuerzos por darle caza y ahuyentar los rumores contraproducentes. La familia parece ajena a sus necesidades, la utilizan como una herramienta más como mano de obra o para solucionar inhabilidades de los adultos.
Entre rutinas diarias, paseos en bicicleta y escapadas nocturnas, Rosina urde una serie de castigos sutiles, fríamente calculados para compensar su decepción amorosa. La tranquilidad pueblerina esconde detrás de caras angelicales historias oscuras en medio de un apacible paisaje de bosques, médanos y playas. Buen debut de la uruguaya Garibaldi