Esta suerte de coming of age punk en la que Lucía Garibaldi desarrolla ideas asociadas a la adolescencia y la rebeldía, tiene a lo siniestro y oscuro de Rosina (Romina Bentancur) Rosina (Bentancur) como eje en un relato en el que se opta por desatar las nuevas pasiones del personaje, ofreciéndole un contexto particular en el que las carencias y una dinámica familiar en la que nadie es quien realmente aparenta ser, son solo disparadores de conflictos y tensión.