La leona Líder dentro y fuera de la cancha, la deportista que llevó al hockey femenino argentino a lo más alto del reconocimiento internacional con Las Leonas, tiene su merecida película. Su último mundial antes de retirarse con toda la gloria fue Holanda 2014, registrado en este documental que retrata a la “maradona del hockey”. Dos veces ganadora de un mundial con Las Leonas (Australia 2002 y Argentina 2010), Luciana Aymar -Lucha para los amigos- enfrenta su último desafío dentro del campo de juego: ganar su tercer mundial. Consagrada cuatro veces medallista olímpica, y ocho veces elegida la mejor del mundo, ella se carga el equipo al hombro y a fuerza de sacrificio intentará conseguir nuevamente el objetivo en este significativo desafío personal. La película de Ana Quiroga sigue a Aymar dentro y fuera de la cancha registrando cada momento como si se tratara de un álbum de recuerdos de su última experiencia en el rol de jugadora profesional. Logra de esta manera seguir la estructura del relato deportivo: objetivo personal asociado a un sueño, entrenamiento sacrificado para conseguirlo, desilusión, doblegar esfuerzos, y el reconocimiento final. Esta línea argumental tan efectiva desde Rocky (1976) hasta Volando alto (Eddie The Eagle, 2016) es un clásico dentro del género deportivo pero curiosamente no puesto en práctica lo suficiente en el cine argentino, que suele poner el foco en la pasión y no en la épica (salvo excepciones como Maravilla, la película). Lucha, jugando con lo imposible (2016) logra plantear la pasión y épica contando con el registro audiovisual de cada momento de la competencia para hacerlo. Las imágenes de archivo de mundiales pasados o de sus primeras prácticas siendo niña, ayudan a conmemorar el sacrificio de una vida -tantas veces mencionado por la propia Luciana Aymar- para llegar a la gloria obtenida. En el medio, el documental va mechando anécdotas de familiares, amigas, compañeras de equipo, entrenadores y otras jugadoras de su nivel que reconocen su talento. Quizás el punto flojo sea centrarse completamente en Lucha, sin hablar demasiado de la época dorada del hockey femenino nacional o del significado de dicha tendencia para el país, temas tocados sólo al pasar, destacando el mérito individual por sobre el grupal. Sin embargo, en su afán de homenajear a la mejor jugadora argentina de hockey femenino de todos los tiempos, la atleta tiene su merecido protagonismo. Con la pasión que lleva a la épica.
PARA REVIVIR TRIUNFOS Un documental de Ana Quiroga dedicada a Luciana Aymar, una deportista excepcional, doble campeona mundial, cuatro veces medallista olímpica, ocho veces elegida la mejor del mundo. Con un hilo conductor tradicional, buenos testimonios y excelente material de archivo. Para revivir los éxitos de una deportista de elite desde que era una niña, el itinerario de sacrificio y trabajo y sus triunfos más resonantes. Un viaje para revivir la emoción junto a Las Leonas.
Leona auténtica Con un talento innato y bien pulido, Luciana Aymar se convirtió en la figura rutilante del hockey en un equipo que cambió la historia del deporte femenino en la Argentina: las Leonas. Siguiendo la carrera de esta muchacha de sonrisa infantil y enorme simpatía, la directora Ana Quiroga elaboró un documental en el que refleja la trayectoria y los triunfos de Luciana, doble campeona mundial y ocho veces elegida la mejor del mundo. El film se transforma así en un viaje por los torneos, las victorias, los fracasos, la gloria y la frustración de su protagonista, pero también es un viaje interno del proceso de maduración de una mujer que, inconscientemente, se convirtió en modelo de muchas otras consagrando su vida al deporte. Indispensable para los seguidores del hockey y entretenida para quienes estén lejos de él.
Camino a la gloria Talento, dedicación y magia de una gran deportista argentina, desde una perspectiva única y emotiva La sensible transmisión de épica, emoción y frescura que logra Lucha, jugando con lo imposible, emana naturalmente de su protagonista. Para propios y extraños al contexto del hockey, el documental de Ana Quiroga abre un mundo apasionante. Cuenta, centrándose única y felizmente en la faceta deportiva, una historia de amor y de entrega, la de Luciana Aymar, dicen, la mejor jugadora de la historia. De factura tradicional, el documental tiene como primer acierto la decisión de salir a filmar el que sería el último Mundial de Aymar, en La Haya, 2014. Y desde esa perspectiva, desde el anunciado final de una historia grande (un punto de partida común a varios documentales del género), vemos cómo se fue construyendo la carrera deportiva de una mujer que fue cuatro veces medallista olímpica, doble campeona mundial, a quien eligieron nada menos que ocho veces como la mejor jugadora del mundo, y lo vemos todo desde la emoción de la despedida. Más allá del paso por sus clubes de la infancia, el Fisherton y el Jockey de Rosario, hay muy poca vida íntima, familiar, y es otro acierto, que todo se reduzca al hockey, que es su vida, sutilmente homenajeado como deporte de equipo a través de esta historia personal y coral a la vez, con sus compañeras de siempre contribuyendo al retrato. Si las imágenes nos sumergen desde el comienzo entre jugadas mágicas que deslumbran a cualquier ignoto, en una sumatoria de proezas increíbles que incluyen su impronta pegada al nacimiento de Las Leonas, una selección que convirtió al hockey en un deporte popular (o casi) en nuestro país, esa decisión de empezar por el final tiene en el azar un aliciente más. Luciana se lesiona en su último Mundial, y el conflicto emocional que le plantea ese hecho se convierte en un drama psicológico propio de un ficción, pero absolutamente real para la película. Vimos su sacrificio, gozamos con su talento y con todos los logros del equipo, pero ahora una imagen fría como la de una conferencia de prensa puede desatar una crisis. La enorme batalla de una jugadora que dejó todo por el deporte que ama durante más de 20 años, brota espasmódica, con un sentimiento de pérdida desgarrador. De allí también surgen las preguntas, comunes a todos aquéllos que entregan todo y que un buen día deben volver a luchar, volver a empezar.
Documental sobre la mejor jugadora de hockey de todos los tiempos construido en base a los testimonios de Luciana Aymar, Las Leonas, la familia y todos los que tuvieron que ver con su épica, desde sus inicios en el deporte hasta, como dice ella, la gloria de ver cumplidos todos sus sueños.
Este documental cuenta la historia de la más grande jugadora de hockey sobre césped parida en nuestro país, Luciana Aymar. Y es muy interesante, porque aún cuando hemos gritado por Las Leonas, poco y nada sabemos de ese mundo un poco subterráneo de tal deporte de “chicas” más allá de ver colegialas con sus palos de tanto en tanto. Y ella, además, es muy simpática. Un reconocimiento justo y un motivo de curiosidad.
El género documental tiene diferentes vertientes que le han permitido generar discursos diferenciados, y enfocados, no sólo en temáticas que no alcanzan la visibilidad en otros dispositivos, sino, principalmente, en la mirada única sobre algún fenómeno social, discursivo y temático relevante. No es común que el cine documental trabaje con personajes vigentes y actuales, y mucho menos, que el producto surja de la minuciosa tarea de intentar reconstruir una carrera, como en este caso, deportiva, con la misma urgencia que los hechos que se muestran son aquellos sobre los que se quiere reflexionar y también, por qué no, reflexionar. “Lucha. Jugando con lo imposible” (Argentina, 2016) de Ana Quiroga, es el relato de la vida de la mejor jugadora de hockey sobre césped que vio Argentina, y que, a partir del trabajo en equipo y el esfuerzo sostenido, pudieron colocar y posicionar a Luciana Aymar como una gran deportista, llena de valores y de una honestidad única que se tradujo en su capacidad de liderazgo y dirección. Atravesando los últimos torneos y mundiales, relevando testimonios de pares y de especialistas, pero, también, incorporando a la protagonista desde la voz en off y la entrevista directa, con las claras intenciones, en el fondo, de armar un relato que llega y empatiza rápidamente con el público, el filme intenta alejarse de cualquier toma de posición sobre aquello que se muestra. “Yo lo soñaba, pero no imaginaba que podía ser real”, adelanta Luciana en el arranque del filme, y luego narra en off algunas cuestiones vinculadas al deporte, a su experiencia, a sus obstáculos, a su pasión, y también, a su disfrute, que contextualizan con un destacado proceso de investigación, la verdad sobre la actividad.. Entrenadores, periodistas, deportistas, todos sumarán sus comentarios sobre “la maga” y su participación en el último mundial, al que acudió con muchos anhelos y esperanzas, pese a saber que era última oportunidad que tenía de poder triunfar con Las leonas. “Siempre elegí lo que quise hacer” suma en otra escena, y en las lágrimas de dolor que se muestran al enterarse que una lesión la dejaría afuera del mundial, o cuando su posición como abanderada del deporte, termina por consolidar sus ganas de continuar en el mundo del hockey, desde ya otro lugar. Quiroga falla cuando la pasión que se quiere transmitir en la pantalla es más dialogada o verbalizada por la protagonista, y también sobre los personajes secundarios, que por las imágenes. La ´pasión”, tal como quiere hacernos pensar Quiroga, no se vive, a su manera se cree que sólo se posa en algún elogio a Luciana, y en el mejor de los casos, en las propias palabras de la ex jugadora, intentando así escapar del lugar común. Por eso Luciana merecía oro tipo de crónica, que aquella en la que la última adherencia, sea lo mejor de un filme que posee algunos errores pero que sólo intenta hablar del minucioso trabajo detrás de una luchadora tal como la conocemos. La directora suma cuando la cámara se detiene en la Luciana, que reflexiona sobre su vida profesional, pero pierde cuando quiere que todos sepan cuestiones ya debatidas, expuestas y presentadas, de otras maneras y por otros soportes a lo largo de la impresionante carrera que tuvo.
No es fácil contar la historia de Luciana Aymar en poquito más de 90 minutos, pero la directora de este documental, Ana Quiroga (productora televisiva y amante del hockey sobre césped) logra un relato equilibrado sobre quien ha sido -y aún es aunque se haya retirado hace casi un año y medio- la mejor jugadora de todos los tiempos en esta especialidad. Junto con su amiga, la reconocida periodista Milagros Lay González (aquí productora ejecutiva del film y co-guionista), la realizadora ha decidido plasmar en pantalla grande la enorme trayectoria de “Lucha/La Maga”, líder indiscutida de Las Leonas, que ha sido doble campeona mundial (Perth 2002 y Rosario 2010), cuatro veces medallista olímpica (Plata en Sydney 2000 y Londres 2012, donde además fue abanderada de la delegación; Bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008), y ocho veces elegida la mejor del mundo por la Federación Internacional de Hockey. Esta producción toma como punto de partida el último torneo que la rosarina disputó luego de anunciar su retiro: el mundial de La Haya 2014, donde las cosas no salieron como ella lo había planeado debido a una lesión que la obligó a estar en el banco de suplentes durante gran parte del certamen. Y eso fue conflictivo para ella (la escena de la conferencia de prensa en la que se quiebra es muy emotiva). Pero meses después, decidió participar del Champion’s Trophy de Mendoza. Y ahí sí, dijo adiós para convertirse en una leyenda. A través de una serie de flashbacks, “Lucha: Jugando con lo imposible” muestra cómo esta mujer deportista fue construyendo su carrera, la cual comenzó con grandes sueños (que por aquel entonces ella creía imposibles) mientras dribleaba en las lonjas de pasto de los clubes de su infancia, el Fisherton y el Jockey de Rosario. La película, que en paralelo también desarrolla el surgimiento de Las Leonas y del hockey sobre césped como deporte popular, no sólo hace un repaso por los torneos, las victorias, los fracasos y las anécdotas de Lucha junto a sus compañeras y amigas sino también por la frustración que sintió -por momentos- al relegar tantas cosas personales para entregarle todo a este deporte que tanto amó y por el que estuvo lejos de su familia durante sus viajes a Buenos Aires para comenzar los entrenamientos en el seleccionado junior en el CeNARD, donde el hospedaje, junto a su amiga Ayelén Stepnik, fue duro, con cucarachas, frío y colchones tirados en el piso. Entre competencia y competencia, la estructura narrativa incluye testimonios en primera persona. De la propia Luciana, de su madre Nilda y de su hermana Cintia. Y de los ex directores técnicos de Las Leonas, Sergio “Cachito” Vigil y Carlos Retegui. Por su parte, la ex Jefa de Equipo Claudia Médici aporta palabras muy significativas para los aficionados al hockey. Sus compañeras, las ex Leonas Karina Masotta, Magdalena Aicega, Cecilia Rognoni, Mariela Antoniska, Rosario Luchetti, Vanina Oneto, Mercedes Margalot y Mariana González Oliva, entre otras, como las internacionales Alyson Annan (Australia) y Minke Booij (Holanda), cuentan lo que significó jugar con -y contra- ella y reconocen ese talento innato que pulió a base de muchísimo sacrificio, y algo de obsesión, y casi sin tomarse días libres. Si bien es un documental principalmente dirigido a la gente que forma parte del hockey y a la juventud que lo practica, creo que el espectador que no pertenece a este mundillo, encontrará en la historia de Luciana el verdadero significado de lo que es proponerse algo y luchar contra las cosas imposibles.
La leyenda desde adentro ¿Cuántas mujeres que han sido relevantes en la historia argentina, en el ámbito que sea, tienen su propia película? Muy pocas. Y una de ellas es la rosarina Luciana Aymar. “Lucha, jugando con lo imposible” es el filme/documental que narra su historia, desde los inicios en el hockey hasta su retiro de Las Leonas tras casi 20 años de carrera. Pero no sólo eso. La opera prima de Ana Quiroga (Zoek producciones en compañía de Untref Media) pone el foco en aspectos íntimos de su vida, hurgando en esas cosas que la llevaron a convertirse en la mejor jugadora de hockey de la historia, pero también en sus alegrías y tristezas, en sus fortalezas y debilidades. Con momentos dramáticos y con toques divertidos. “Lucha, jugando con lo imposible” es un relato de amor, de pasión y de obsesión sostenido con ritmo ágil. No se trata de un desplazamiento sobre una línea de tiempo, sino de un ida y vuelta constante sobre hechos específicos que finalmente le dan forma a la historia. Lucha, jugando con lo imposible” es una película que inspira y toca las fibras íntimas de la motivación, que se construye más allá del hockey. Por eso apunta a un público diverso, más allá del deporte. Con imágenes de mucha calidad y en el detalle permanente, con material inédito y una musicalización excelente la película no puede menos que acercar al público de una manera ferviente la imagen de la mujer que cambió la historia de su disciplina. Que vivió exclusivamente para lo que amó. Que cumplió con todo aquello que puede parecer impensado, porque corrió los límites y hasta los rompió. Soñó y creyó. Hizo lo imposible. “Lucha, jugando con lo imposible” es una película real y conmovedora.
Es fácil caer en las comparaciones entre el documental “Lucha, jugando con lo imposible” y el que en 1987 estrenó Tony Mayland sobre el mundial de fútbol México 86. Sobre todo en lo concerniente a lo épico del deporte cuando este es decorado con música de gesta y gloria de batallas, registros de cámara en los cuales se puede contar hasta la cantidad de gotas de transpiración y el grito de gol de miles de gargantas. En esto, hasta se podría decir que conceptualmente estamos hablando del mismo tipo de productos. En donde se traza una diferencia clara es en el texto. Si uno se queda solamente con el texto del guión, “Héroes” era un relato sobre el terremoto de México, la organización del mundial, la fase de grupos y luego octavos, cuartos, semifinales y final. En el caso del estreno de esta semana, Ana Quiroga y Miguel Pérez abordan la idea a partir de enterarse del retiro de la mejor jugadora del mundo de hockey femenino. Si se trata de construir un libreto cinematográfico sobre el retiro, en este caso del deporte, el objetivo está logrado. Es decir, lo mejor del texto es cómo deja flotando la sensación de vacío cuando una etapa se termina en la vida de una persona. Ni hablar si se puede extrapolar a un ícono semejante. ¿Cómo se hace para dejar de “ser” ese referente y tomar las riendas de la propia vida? ¿Cuesta reinventarse? ¿Cuánto? Esa es la gran virtud de una película que transita por los caminos lógicos dado el tema y el retrato de vida que se intenta plasmar. Las giras, la familia (sin abusar del recurso), vestuarios, micros, viajes y por supuesto el juego. Allí en donde Luciana Aymar desparramó rivales como si fuesen postes,es donde está la fuerza y potencia de imágenes que dejan boquiabiertos. Por suerte los directores no erigen la figura por sobre lo humano como si fuese un ejemplo paradigmático de vida. Por el contrario, vemos a una persona con un talento extraordinario, potenciado por un corazón de fierro;, pero lejos de subirse al trono de bronce, más allá del particular carácter de la jugadora que también se vislumbra en algunas pinceladas y testimonios. Al término de la proyección quedarán las cuestiones internas y mucha emoción a flor de piel que con simpleza de montaje y recursos genuinos logran ser inspiradores.