Hermética intriga en un universo proletario
El mundo lumpen que propone esta película dirigida por el actor Luis Ziembrowski es un universo paranoide que parece pertenecer a la era posterior a la crisis del 2001. Aunque, por el hermetismo y los ambientes cerrados y asfixiantes en los que transcurre, también podría ser parte de algún futuro cercano y desolador, lo que por momentos parece sugerido por un programa que ven los personajes en la TV, llamado "Interferencia popular".(donde se cuenta la Revolución de Octubre y los problemas para eliminar a Trotsky del film de Eisenstein, casi lo más divertido de todo el film).
En todo caso, Sergio Boris realmente hace todos los esfuerzos posibles por volver creíble su personaje de Bruno, un tipo que habla permanentemente por teléfono en charlas hostiles con su padre y que viéndose venir una violencia latente en su barrio lleno de personajes prepotentes, hace lo posible por cuidar a su hijo adolescente, aunque por momentos daría la sensación de que se preocupa de más.
La narración es entre hermética y morosa y aun poniendo todo el interés, el espectador se siente medio perdido en ese mundo proletario de robos misteriosos siempre aparece algo desaparecido- y de insufribles llamados telefónicos agresivos. Si se le tiene paciencia, recién pasando la mitad de la proyección las cosas empiezan a tomar sentido y coherencia, pero en ese momentos ya es demasiado tarde para levantar del todo un film tan desparejo como pretencioso. Lo más rescatable son las imágenes, algunas realmente interesantes, las actuaciones, empezando por la de Boris, y sobre todo, la original banda de sonido que a través de constantes bombos y percusiones varias intentan desplegar el soundtrack del proletariado.