Diferencias conciliables
La falta de espontaneidad en los diálogos y una sugerente desconexión entre los protagonistas Ismael Serrano y Carla Pandolfi le juegan demasiado en contra a este segundo opus de Juan Pablo Martínez, Luna en leo, aunque no pueden dejar de destacarse los logros en cuanto a lo formal y al retrato nocturno de Buenos Aires, escenario propicio para historias de amor o de encuentros importantes como el que motoriza esta sencilla premisa.
Leo (Ismael Serrano) es un español que vive en Argentina y aspira a que le publiquen una investigación periodística para salir de la rutina de escribir horóscopos para el diario, sin saber nada de astrología. Se cita con Luna (Carla Pandolfi), una sensual y confiada treintañera como él para conocerse en un bar pero algo que parece de rango corto, dada las incompatibilidades, se prolonga durante toda la madrugada en charlas triviales, juegos de pool o una cena en un restaurante mexicano para terminar la jornada en un cumpleaños de una amiga de ella.
En esas pequeñas incursiones rápidamente se definen los contrastes entre Leo y Luna: ella una cínica irresistible –el recuerdo de la Julie Delpy de Antes del amanecer dice presente- y él algo tímido, nostálgico pero positivo ante los cambios que puedan realizar las buenas acciones. Por suerte, desde el guion de Ismael Serrano, Juan Pablo Martínez y Jimena Ruiz no se cae en la tentación de marcar las diferencias de clase y jugar el discurso anti burgués tan de moda últimamente para ir tejiendo desde las mínimas diferencias y detalles los rasgos constitutivos de cada personaje.
Sin embargo, Carla Pandolfi (Días de vinilo) opaca con su manera de decir y su actuación medida al pobre trabajo de un Ismael Serrano que por momentos parece desconectado o al menos desconcertado con su propio personaje, salvo en aquellos instantes de soledad donde sale el cliché.
Las referencias a ciertas series o películas son un buen puntapié para el desarrollo de diálogos pero se quedan en la superficie de la anécdota y no funcionan como nexos para dar cabida a otras instancias más profundas en que cada uno exponga sus verdaderos conflictos, contradicciones, miserias y virtudes.
Luna en leo se queda a medio camino porque a pesar de desbordar en palabras y verborragia -a veces forzada- no le saca el jugo y el brillo a la noche, a sus personajes y a su poca interesante historia.