Magalí, la protagonista de esta sólida ópera prima, vive en Buenos Aires y debe volver unos días al pueblo del norte del que se ha ido hace un tiempo impulsada por la muerte de su madre. Allí se reencontrará con un hijo de diez años del que se ha distanciado y con un universo muy diferente al de la gran ciudad. Cuando todo parece encaminarse hacia el relato realista, la película pega un giro interesante e incorpora cierto clima de suspenso y ensueño que la potencian notablemente. Colabora en ese sentido el gran trabajo de Lucio Bonelli en la fotografía. También es clave el gran desempeño de Eva Bianco, magnífica actriz cordobesa que se luce con un papel al que carga de emoción e inteligencia.