Los hijos de Manuel Rico se gastan 12.200.000 en un fin de semana en zapatos caros, ropa, bebidas y lujos. Son, definitivamente, adultos. Y malcriados. Pero Manuel se ha quedado viudo, y como no prestó a sus hijos la debida atención cuando la madre vivía, recién parece darse cuenta. Los vaivenes de la economía, sin embargo, van a darles una lección y a obligar a estos muchachos a trabajar por primera vez en sus vidas.
Ciertamente, un argumento divertido, que podría haber disparado un sinfín de situaciones hilarantes. No es lo que sucede en esta comedia colombiana, con participación argentina, en la que ese potencial se deshilacha en una serie de escenas poco inspiradas, con más voluntad de gracia que gracia real. Aún con su buen humor, una propuesta algo desperdiciada.