Malón

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

El segundo largometraje de Fattore nos relata la historia de un “extra” de la realidad. Sosa no es ningún protagonista tradicional, no cambia su forma de vida, no influye sobre las personas que tiene a su alrededor. Es apenas, un observador. Es un Rocky Balboa que no atraviesa “el camino del héroe estadounidense”, que no luchar por superarse a sí mismo, ni se inspira en la mujer que ama. No simboliza ni siquiera un paradigma generacional. Sosa es un empleado de un café tradicional de Capital, a la salida, practica boxeo en el Club Ferroviario ubicado debajo de la estación Constitución (el mismo de Tiempo de Valientes) para terminar su día en la pensión que comparte con una madre soltera y un hombre que cria gallinas...