Rescatada del fuego.
La vida de Mari transcurre entre viajes desde Laferrere hasta Capital Federal, y viceversa. Mari trabaja como empleada doméstica en varias casas. Es reservada, enérgica y siempre con una sonrisa nerviosa en el rostro. Mari tiene hijos grandes, y está casada con Omar. Poco se sabe de su vida privada, salvo que le gusta acudir a la iglesia, en un principio cristiana y ahora evangelista… ¿un refugio quizá?
Un día Mari sorprende a familiares y amigos, al irse de su casa. Arma su valija y pide refugio en el hogar palermitano de una de sus empleadoras, Adriana. Adriana es cineasta y junto a su hija Mariana, cámara en mano, deciden visibilizar la historia de Mari. Otra historia de violencia y maltratos, quizá por ignorancia, y de una mujer que siente el llamado interno de vivir como se merece, y superarse.
La película comienza con testimonios de vecinos y familiares de su barrio. Algunos dicen sorprenderse del maltrato, otro la tienen más clara, como el mayor de sus hijos. Una decisión valiente y nada fácil la de esta mujer que deja toda una vida de costumbres arraigadas, así como la posibilidad de ver menos a sus nietos, para empezar de nuevo. Y más allá de los testimonios de quienes la rodean, hasta el del propio Omar, la cámara testigo registra y acompaña su transformación.
Mari de a poco se va liberando, termina el primario y comienza el secundario; va a terapia; sale a bailar con sus amigas; recibe visitas de personas cercanas que no veía por culpa de Omar; hasta conoce a un amigo. De a poco su risa nerviosa, muta en una risa contagiosa y sincera. Mari literalmente muda de piel. Un testimonio limpio y muy honesto gracias al vínculo cercano con las directoras. Un testimonio que pone voz universal a tantas mujeres que padecen violencia de género y están invisibilizadas.
A su vez la historia de una mujer que en vez de refugiarse en su dolor decide salir adelante cueste lo que cueste. Mari es “rescatada del fuego” (como en un momento de la cinta dice su ex marido al referirse que la “rescató” porque ella era una madre soltera cuando la conoció), pero ahora se rescata ella misma de la relación enfermiza que tenía con Omar. Mari se da cuenta que es momento de evolucionar, que es momento de amar de modo sano y ser feliz.