Una historia contada bajo dos realidades paralelas y el pasaje a este doble relato estará dado por la vida de Romina. El camino pivotea y donde termina una escena con un tema musical o un episodio determinado, allí mismo saltamos a la otra mano con otras caras y los mismos nombres.
Romina y Germán son los personajes de relaciones que se entremezclan entre lo posible y lo prohibido. En uno de los mundos, Romina y Germán son medio hermanos ya que Romina es abandonada por su mamá cuando era bebé y es criada por los padres de Germán. El comienzo de esta historia ya de por sí tiene su dósis de dramatismo. Ambos parecen pelearse constantemente, como hace la mayoría de los hermanos y al mismo tiempo, lo atípico: el deseo y la tensión sexual aumenta entre ellos. Lo que parecen escenas de celos y además sospechas de que la pareja de Romina es homosexual, son la excusa para quedarse cerca de ella en una vigilia que lo consume y lo sumerge en una confusión que lo ensimisma y lo enoja.
El otro universo, tiene casi los mismos componentes en cuanto a relaciones, pero el encuentro se produce con un Germán y una Romina, dos amigos en su edad actual, sus idas y venidas, otras personas que se cruzan pero que en cada mirada y en cada palabra esconden que ellos están destinados para amarse. El encuentro se produce más gentilmente y de a poco sin ese componente del drama del abandono.
La dirección de Marco Berger ("Hawaii", "Plan B", "Ausente"), nos lleva a estos mundos íntimos tratando de captar los sentimientos de estos jóvenes en búsqueda de su lugar y creciendo. Es un acierto la elección de la locación: el paisaje de la ciudad de Tandil y sus alrededores que sirven de escenario a esta última realización que ganó el Premio Sebastiane (2015) en el Festival de San Sebastián, equivalente al Teddy que se entrega en la Berlinale; es decir, el premio al filme que mejor refleja realidades de vida de personas gay, lesbianas, trans o bisexuales. De todas maneras, si bien en la película se plantean conflictos desde esta perspectiva, no creo que sea lo principal, ya que como decía antes, el eje del argumento tiene su mayor peso en una relación heterosexual.
Puede confundir en el principio el seguir a los personajes en sus dos derroteros paralelos y por la rápida concatenación de hechos; a medida que avanzamos, el ritmo parece ralentizarse para darnos más información y ser cómplices de atracciones y desencantos.
El elenco es fresco y sobre todo bello para la cámara, compuesto por Ailín Salas ("XXY", "En Terapia", "Abrir Puertas y Ventanas"), Javier De Pietro ("Ausente"), Julián Infantino, Malena Villa y la experiencia de una actriz como María Laura Cali ("La Extranjera"), entre otros.
La banda sonora es muy buena, algunos temas interpretados por los actores.
Una propuesta diferente del joven cine argentino.