Veo gente muerta
Todos esperamos grandes cosas del personaje que bautiza una película con su nombre, así que probablemente sea una movida inteligente traducir Charlie St. Cloud (2010) al castellano como Más allá del cielo, un título genérico para una película genérica.
Nuestro homónimo héroe es interpretado por Zac Efron, la boca y ojitos detrás de la mega franquicia High School Musical (2006). Interpreta a un jovencito de oro con todos los prospectos por delante, listo para dejar la soporífera vida pueblerina detrás, hasta que la fatalidad se lleva a su hermano menor Sam y “5 años después” Charlie dedica su frustrada vida a mantener el cementerio local y jugar religiosamente por las tardes béisbol con un (¿Fantasma? ¿Alucinación? ¿Aparición esquizofrénica?) de su hermanito.
El cómodo automatismo de Charlie es puesto en jaque con la aparición de Tess (Amanda Crew), un viejo interés romántico que comparte la vieja pasión de Charlie de remontar veleros y quiere recorrer el mundo. Así que Charlie debe batirse entre serle fiel a la memoria de su hermano y vivir y morir atrapado en una mediocre fantasía consoladora, o ir en busca de carrera, amor y vida.
En más de un sentido la película responde al éxito de Crepúsculo (Twilight, 2008), otro melodrama adolescente de pueblerinos carilindos flirteando en bosques plagados por algo sexy y sobrenatural. La premisa suena familiar. Pero el bosque de Charlie es más una postal a contraluz y menos un gris portal gótico, y la carga sexual se haya dosificada por la chata interacción entre Charlie y Tess.
El encanto de Efron probablemente sienta mejor a un rostro congelado en una portada de revista, porque a la hora de actuar le es imposible perder ese brillo delator en los ojos que acompañan tanto la risa como el llanto y señalan algo infantil en su personalidad. Está lejos de poseer el carisma o la verosimilitud de Robert Pattinson, un histrión de tablas tomar a su lado. A Crew le va mejor que a la lánguida Kristen Bell en el papel de la damisela en peligro. Mientras tanto, los pros Kim Basinger y Ray Liotta pasan tarjeta en un par de escenas.
Reducir a Más allá del cielo al chico-conoce-chica normalmente sería políticamente correcto, pero, la verdad es que, la chica en cuestión es realmente un accesorio a la verdadera trama – el trauma que Charlie debe enfrentar y superar con las herramientas que ya conocemos. El meollo del asunto está centrado en el difunto y resentido Sam (Charlie Tahan), y es aquí donde la película se rinde a un argumento falaz: ¿Exactamente cual es el don de Charlie? Se lo presenta como loco, como esquizofrénico, como médium. Para cuando la peli se decide, el giro es tan abrupto que parecería arrancar con otra historia, más nueva y más predecible, conformada por pedazos de otras películas que hemos visto crecer dentro de la cultura popular.
El director es Burr Steers, el hombre detrás del clásico de culto Las locuras de Igby (Igby Goes Down, 2002), su ópera prima, en la que demostró su genio y acidez para hablar del ansia existencial del adolescente enajenado. Desde entonces ha dirigido por encargo 17 otra vez (17 Again, 2007, también con Efron de diva) y ahora esta adaptación del best-seller de Ben Sherwood. Estos engendros de Frankenstein irán bien con el pochoclo, pero no honran su verdadero talento.