Drama con aires fantásticos
El actor de High School Musical protagoniza esta película para llorar a mares
El primer papel protagónico que hizo Zac Efron apenas graduado del fenómeno mundial High School Musical fue 17 otra vez , una comedia ambientada en el secundario con una excusa argumental tan poco original como efectiva. Allí, por un pase mágico que no necesitaba demasiada explicación, un cuarentón deprimido se transformaba en Efron para volver a vivir la experiencia de ser un adolescente con toda la vida por delante. Aquel film, aunque poco inspirado, lograba sacar lo mejor de Efron, un joven carilindo desesperado por demostrar que podía hacer algo más que cantar y bailar al ritmo de Disney. Una desesperación que también parece haberlo guiado para interpretar al personaje central de Más allá del cielo . Dirigida por Burr Steers, el mismo realizador de 17 otra vez , la película sigue la vida de Charlie St. Cloud, un prometedor chico pobre de pueblo chico que por sus habilidades para la navegación está a punto de dejar todo atrás gracias a una beca universitaria.
Claro que el auspicioso comienzo vira rápidamente a una terrible tragedia cuando Charlie y su hermano menor Sam sufren un accidente y el pequeño muere. Revelar la tragedia en el centro del relato no arruina ninguna sorpresa para el espectador, que rápidamente será testigo del declive de Charlie y su extraña relación con los que se fueron. Tarde a tarde, el muchacho pasará el ocaso del día jugando al béisbol con su hermanito fallecido, un recurso fantástico que la fotografía de Enrique Chediak acercará peligrosamente al realismo mágico.
Con planos que sacan el mejor provecho de la belleza física de Efron y convierten su pueblito en un lugar de ensueño, el film adelanta sus intenciones melodramáticas desde la escena de apertura, y cuando intenta sorprender al espectador lo hace sin sutilezas. Más allá de su simbiótica relación fraternal, el protagonista tendrá una relación sentimental con Tess (Amanda Crew), una ex compañera del secundario que, aparentemente, intentará sacarlo de su aislada existencia.
A medida que la trama avanza, su coherencia interna comienza a resquebrajarse y con ella el director opta por utilizar al máximo a su protagonista. Claro que cuando se trata de Efron, ídolo adolescente de póster inmaculado, ese uso tendrá que ver más con mostrar su cuerpo que sus capacidades interpretativas. Así, el actor, que de hecho posee el carisma y el potencial para convertirse en un buen actor, cae en la misma trampa de la que estaba intentando escapar. Empeñado en desprenderse de su imagen de galancito juvenil, eligió un proyecto que terminó por encerrarlo en esa casilla una vez más.