Todos no tenemos un plan
Hacer un filme noire, un policial básico, o una de "gangsters" como se decía hace añares, no es tarea fácil, y seguro a esta altura el director Andrew Dominik lo habrá entendido. Su anterior unión al actor Brad Pitt se había completado en el western "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford"(2007), muy buen filme por otra parte, pero aqui unidos otra vez no logran más que un discretito (apenas) thriller donde sobran las palabras y salvo algunas pocas escenas, en una trama que si bien al inicio se muestra interesante, para luego corroborar que pese a tener unos actores totalmente desperdiciados (James Gandolfini, Richard Jenkis, Ray Liotta, Sam Shepard) la peli no cierra del todo.
Respecto a Brad Pitt, le da cierta carga fría que el personaje de su "killer" necesita, cuando a este se le encarga que vaya tras un par de sujetos que han hecho una "mejicaneada" -cuando unos delincuentes roban a otros iguales- y acabe con ellos pero sin llamar demasiado la atención. La historia transcurre en tiempos de la primera asunción de Obama, o sea en plena crisis financiera estadounidense, lo cual funciona en un algo como un signo sociopolítico que da cabida a la violencia social.