El precio del juego
Brad Pitt encarna a un sicario que busca ajusticiar a dos ladrones novatos que se metieron donde no debían. Humor, sangre y balas en un thriller humorístico con mucho capitalismo de fondo.
George V. Higgins. De ese nombre y apellido, factotum de la novela –hecha serie televisiva- The Friends of Eddy Cole, parte el director Andrew Dominik. El tiró del piolín bibliográfico del escritor estadounidense y dio con un libro que le llamó la atención: Cogan’s Trade, una obra con oscuros personajes del hampa que buscan dinero irrefrenablemente.
El libro destila vidas miserables regadas de drogas, sexo y alcohol. Y en esta película, el realizador de El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford vuelve a confiar en Brad Pitt, en esta ocasión para interpretar a Jackie Cogan, un oscuro sicario que mata a distancia para no soportar el lamento de sus víctimas.
El disparador (nunca mejor dicho) parte de dos ladrones, muy novatos ellos, que apenas salen de la cárcel aceptan una peligrosa proposición de robo: cargarse con un garito clandestino con clientes más que pesados. Ver las caras de los malhechores (enfundada en unas medias femeninas) y los guantes de goma que usan son de un cuadro más que gracioso.
Por eso el creador de Chopper: retrato de un asesino, no tuvo alternativa, una comedia era el destino final de este thriller donde los dramas de crímenes y delitos se ensamblan con la crisis hipotecaria de los Estados Unidos. El final de la era Bush ante el “Yes, we can” de Obama se funde con el hampa entre pasajes televisivos, cierres de campaña y el análisis de un futuro que no sería nada alentador.
Con los valores familiares y éticos por el piso, Cogan cumplirá con su trabajo: matar. Para ello viaja de traición en traición nutriéndose de soplones: imperdible el personaje de Mickey (James Gandolfini) un fiestero de aquellos al que no le gustan que le digan qué y cómo hacer las cosas.
Para los que aman la mezcla de risas, munición gruesa, sangre y violencia, Mátalos suavemente les irá como anillo al dedo y dejará la enseñanza de aprender a reírse de nuestros miedos. Y pensar cómo las medidas económicas de un gobierno te hacen la vida mucho más “fácil”.