El título original es Killing them softly. El título aquí en España (ignoro por qué no dejan los títulos originales) es Mátalos suavemente. La relación entre el título y la película es ciertamente asombrosa, no para matarlos, pero sí para dejar dormidos a los espectadores en sus butacas. A mí me salvó de caer en felices sueños el que no estaba muy cómoda en mi asiento, y que además no podía estirar las piernas sin asomar los pies por encima de la cabeza de quien se sentaba delante. De lo contrario, muy a gusto y sin remordimientos habría invertido la hora y media del film en en una buena siesta.
Tengo que ser honesta; la película no es mala, de hecho puede que hasta sea buena (a su manera). No quiero parecer insensible, pero ¿a alguien le importa que se maten a tiros unos delincuentes consumados? Delincuentes roban a delincuentes -y son lo bastante estúpidos como para no salir del país y cambiar su identidad-. Los delincuentes agraviados contratan a más delincuentes para restablecer el “orden”. El tema tendría cierto interés si se hubiese llevado con un poco más de corazón, de profundidad, de intriga. Pero no tiene nada de eso. En realidad, no tiene nada de nada.
Lo único destacable (y es probablemente por lo que se ha llevado una nominación en el festival de Cannes) es que durante toda la proyección va haciendo comparaciones con la vida real (delincuentes) y la que nos proyectan los políticos en esta época de crisis económica. Las secuencias de comparecencias reales del presidente estadounidense, en la radio y en la pequeña pantalla, son continuas. Hablan del valor de su “gran nación”, de recuperar la confianza en los mercados. Mientras, el mundo delictivo también resuelve sus asuntos. Quieren recuperar la confianza en sus negocios sucios; quieren volver a ser una unidad. La semejanza es simple y esclarecedora: todo son apariencias y cada cual barre para sí. En un lado y en el otro. Y esto básicamente lo resumen los últimos cinco minutos de metraje que, por lo que nos cuentan los personajes, sí valen la pena (menos mal).
Por otro lado, hay que reconocer que técnicamente es bastante notable. La realización, la dirección, las interpretaciones, son muy buenas. El reparto es excelente. Visualmente es asimismo original; no abusa de la violencia (que podría) y las escenas de ajustes de cuentas son explícitas pero moderadas.
También tiene un punto a favor, y es que dura escasamente 95 minutos. Así que si van a verla, no desesperen que no se hace demasiado pesada.